No cambia este bendito país, capaz de idolatrar a los más grandes para posteriormente lincharlos injustamente; nada como poner a alguien en lo más alto para luego divertirse derribándolo…
La situación que vive Iker Casillas no es nueva, de hecho, ya la ha vivido en algún momento de la pasada y la presente temporada, al igual que lo sufrieron en su día otros de los grandes de la portería de España. Es el deporte favorito de este país: ponerte en lo más alto para posteriormente disfrutar derribándolo. Ya lo vivió uno de los referentes de Iker Casillas, el para quien escribe estas líneas más grande de la historia de España: Don Luis Arconada. El que fuera portero de la Real Sociedad y de la selección española de fútbol fue el primer gran ídolo del fútbol español, relevo que posteriormente recogió otro señor de nuestro fútbol, Emilio Butragueño, y el primer damnificado en este sentido; el primero que tuvo que sufrir de forma directa las críticas e insultos. Se le tachó de todo, incluso de no querer llevar la bandera de España, y todo por su manía de llevar las medias blancas. Nadie reparó en que Arconada llevaba la bandera de España en la camiseta y las calzones, el escudo de la selección en el pecho, así como la bandera nacional en el brazalete que al igual que Casillas lucía como capitán y máximo representante de nuestra selección. Pero claro, eso no vendía, era mejor vender que no sentía los colores de la selección y de ese país que representaba como gran referente e ídolo de tantos y tantos niños que creímos soñando ser como Arconada. ¿Qué podemos decir del famoso gol de la final de Eurocopa de Francia de 1984? Poco podemos decir que no se haya dicho ya, con la continúa falta de respeto que se tuvo y que 25 años después se sigue teniendo. Un ejemplo el penoso artículo publicado en su día por Eduardo Inda, uno de esos ‘personajes’ que tanto daño hace a nuestro fútbol, o las imágenes que cada año de Eurocopa se siguen repitiendo hasta la saciedad.
La historia se repite, muchos años después y curiosamente con otro portero, otro gran portero como protagonista. Iker Casillas vivió el pasado sábado, una vez más y cuántas van ya, el lado más amargo del fútbol; la injusticia de ver como se focalizan los errores y derrotas de un equipo en el más débil, el portero. Cuyos errores se destacan hasta la saciedad mientras que sus aciertos se desvanecen en la memoria. Los pitos del Bernabéu, los silbidos y protestas de la afición del Real Madrid en el partido ante el Valencia contra Iker Casillas, no son justos porque el meta del Real Madrid y la selección española merece mucho más respeto del que está recibiendo por parte de su afición. Sí, Iker ha fallado en alguna ocasión, seguramente en muchas, pero el fútbol como la vida es cuestión de equilibrio y puestos en una balanza ¿predominan los aciertos o los errores del cancerbero? Tranquilos, no hace falta que contesten porque la respuesta es clara. Iker Casillas ha salvado en multitud de ocasiones al Real Madrid, al igual que habrá fallado en algunas como ser humano que es y por tanto con derecho a fallar en ocasiones ya que como acertadamente señaló en su día Javier Clemente al ser preguntado por los errores de Arconada y Zubizarreta en la Eurocopa y el Mundial, «los grandes porteros son los que fallan alguna vez; los malos fallan siempre». Por tanto, basta ya de insultos, basta ya de pitos, basta ya de injusticias hacia un portero que tanto y tanto ha dado a nuestro fútbol. Los que me conocen saben que me gusta Iker Casillas, pero no tanto como otros porteros de la historia: Arconada, Oliver Khan, Jean Marie Paff… por tanto, estas líneas si me apuran deben ser aún más valoradas si cabe. Les invito a la reflexión. No hagamos con Casillas lo que en su día hicimos con Arconada ya que tanto uno como otro nos dieron mucho más de lo que nosotros le ofrecimos. ¡Un poquiito de por favor! Twitter: JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11ara Foto: capitaldeporte.com
