Monchi, el León que nos hizo invencibles

Escrito por José Miguel Muñoz. Creado en Nuestros números 1, Number1 opina

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Monchi fue homenajeado en el IV encuentro de Peñas Sevillistas del Aljarafe junto a Manolo Cardo y Enrique Lora. NUMBER 1 Sport estuvo presente al ser José Miguel Muñoz el encargado de glosar la presentación de uno de los nombres cruciales y más importantes de la historia del sevillismo moderno. Hoy les dejamos la presentación que hizo Muñoz sobre Momchi.

MONCHI, EL LEÓN QUE NOS HIZO INVENCIBLES

Ramón Rodríguez Verdejo ‘Monchi’ ¿qué les puedo contar de este artista que no se haya dicho ya? Portero, Director deportivo, hijo, esposo, padre, amigo, sevillista…

Nacido un 20N ¡toma ya! Desde pequeño dejó claro que no dejaría indiferente a nadie. Ficha por el Sevilla FC en la temporada 1990/91, debutando un 13 de enero de 1991 ante la Real Sociedad de mi querido Luis Arconada.

Datos estadísticos de nuestro amigo Monchi futbolista, y en la actualidad, director deportivo, tan deseado como idolatrado, en una parcela que nunca soñó, pero a la que se ha sabido adaptarse para convertirse en el Número 1, cosas del destino…su dorsal.

Quién se lo iba a decir cuando un día, en tiempos precarios para nuestro club, este portero ‘normalito’, se reinventó para convertirse en lo que a día de hoy es: el mejor director deportivo del mundo ¡con diferencia! para orgullo del sevillismo y de los muchos amigos que le queremos, apreciamos y admiramos.

A buen seguro que cuando el Sevilla FC se fijó en ese ágil guardameta isleño, ni club ni portero sabían que en ese momento comenzaría una de las historias de amor más bonitas de sus más de cien años de historia. Un amor sincero, basado en la confianza y el respeto, valores tan en desuso en la sociedad actual y estos tiempos que corren.

Al igual que el Sevilla FC, ha ido creciendo poco a poco, partido a partido, paso a paso. Haciendo de aquel Sevilla del todo a 100 un equipo respetado, en continúo crecimiento y campeón. Primero de la mano de Roberto Alés, y posteriormente ganando peso con José María del Nido, el mejor presidente de la historia del Sevilla FC, no sólo por los títulos conseguidos sino por hacer de una Sociedad estancada en el tiempo, un equipo campeón bajo un lema como estandarte: “Lo único imprescindible en el club, son la bandera el escudo y la afición”. Y el tiempo así lo ha demostrado.

Se marcharon grandes jugadores: Dani Alves, Poulsen, Luis Fabiano, Bacca, Jesús Navas, Diego Capel, Adriano, Kanouté… pero año tras año Monchi, como si del mismísimo ‘Mago Merlín’ se tratara, inventaba en un mundo donde todo está ya inventado, un equipo mejor.

La Leyenda Monchi iba engordando día a día, gracias a algo vital en esta vida: trabajo y cabeza, para no dejar que el corazón pudiera jugarle una mala pasada. Ya saben que el éxito sólo está delante del trabajo, en un sitio: el diccionario.

Y si buscáramos en el diccionario del Sevilla FC nos encontraríamos con un gran profesional que ha pasado por todos los puestos posibles de la entidad: canterano, jugador del primer equipo, funciones de prensa, delegado de campo, subdirector general deportivo, Consejero y Director deportivo. Tan sólo le falta presidente, opción que estoy seguro no descartará a medio-largo plazo. Tiempo al tiempo.

Porque Monchi se ha convertido en galáctico, ese término utilizado por la prensa deportiva madrileña para destacar a aquellos seres de otra galaxia aunque parezcan de carne y hueso. Eterno suplente, con minutos en televisión por las imitaciones de algunos a los que hace tiempo no vemos, principalmente porque es imposible imitar e igualar lo que ha logrado este León nacido en San Fernando y afincado en esta Sevilla que tanto ama.

Aquel delgado y espigado portero tiene más pinta de guardameta ahora que hace años que colgó los guantes, (sus horas de gimnasio le cuesta), que en sus años de guardameta. Ahora, desde su despacho de la planta noble del Ramón Sánchez Pizjuán, realiza para el sevillismo, las mejores paradas que nunca imaginó.

Con el paso de los años ha cultivado en el gimnasio la musculatura, la física, porque de la mental ha ido siempre sobrado, incluso cuando apenas era un crío en su barrio humilde de San Fernando, y emulaba a otro sevillista isleño, Francisco Ruiz Brenes ‘Super Paco’.

Les contaré una anécdota para que se hagan una idea de lo bien que ha tenido la cabeza amueblada mi amigo Monchi. Siempre atento y educado con la prensa, recuerdo como captó Monchi mi atención.

El diario Marca me traslada desde Madrid a la delegación del periódico en Sevilla. Los futbolistas salían perfectamente peinados y perfumados, con sus neceser de firma, y el Marca o el As debajo del brazo. Todos menos uno, un cercano Monchi cuyo compañero de viaje era el diario Expansión.

Me hizo pensar para llegar a una conclusión. Monchi era distinto, marcaba diferencias, y era mucho más que lo que el resto del mundo veía: un portero cuya titularidad no tenía asegurada, a diferencia de otros, de ilustre nombre y fama internacional pero que se estaba formando desde la base, sin prisa, pero sin pausa. Se preocupaba de examinar al milímetro a los rivales a los que se enfrentaría una semana más tarde. Estudiaba por donde tiraban los penaltis el 9 de turno, como le pegaba a las faltas el especialista del equipo contrario, incluso por donde era más fácil batir al meta rival, aspecto este que comentaba a los delanteros del Sevilla… pero curiosamente también sacaba tiempo para estudiar, formarse y prepararse para algo en lo que casi nunca piensa el profesional del fútbol. Algo tan duro y complicado como: El día después.

Un día después al que ha llegado en la ‘pole’, utilizando términos de la Fórmula 1, porque Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi, no es un Ferrari como definió en su día Fernando Hierro al madridista Raúl. Monchi es la escudería completa. Un profesional serio, entregado, y a años luz de los directores deportivos de los restantes equipos de fútbol del mundo.

Éxito compartido con el magnífico equipo de trabajo del que ha sabido rodearse y que cuidan hasta el más mínimo detalle para filtrar al máximo con las distinciones A, B, C, D y E depende las cualidades del futbolista para quedarse con un abanico de ocho o diez jugadores por puesto. Después de esto ya saben cuál es el resultado final. Monchi ficha y el Sevilla gana.

Pero hablemos también del Monchi persona, porque detrás de ese personaje que vemos en el palco, el terreno de juego, los periódicos o la televisión, está el otro Monchi, esa persona de carne y hueso, que siente y padece como cada uno de nosotros algo que muchas veces olvida el aficionado.

Un Monchi que ha impregnado de este bendito ‘veneno’ llamado Sevilla FC, a su hijo Ale, el primer admirador de su padre, su mayor crítico y a la vez defensor, que no es fácil muchas veces separar estos aspectos, y además siendo el mejor embajador de su orgulloso padre.

Llega el momento del final, no de estas líneas, que también, sino de ese instante que ningún sevillista quiere imaginar; el del adiós, o mejor dicho… hasta luego. Por ello, quiero aprovechar esta oportunidad que me brinda mi amigo Manuel Márquez en este bonito y emotivo acto, para dar, en nombre de todo el sevillismo las gracias a Ramón Rodríguez Verdejo por todo lo bueno que nos ha dado durante tantos y tantos años de dedicación en cuerpo y alma.

Algo me dice, conociéndote un poco como te conozco Ramón, que la decisión ya está tomada. La has alargado tanto como te han pedido, pero toca emprender nuevos proyectos y experiencias, para hacer algo que tanto te ha motivado durante tu vida: seguir creciendo personal y profesionalmente. Y lo más importante, en caso de arrepentimiento futuro, hacerlo por algo que hiciste y no por aquello que no te atreviste a llevar a cabo.

Por ello, quiero que se sepas que hagas lo que hagas, amigo Monchi, estará bien hecho, porque el sevillismo sabe que buscas lo mejor para ti (te lo mereces) pero de la misma forma, lo mejor para el Sevilla FC.

Gracias Monchi, gracias a tu esposa e hijos, por ser tus fieles confidentes, y por agarrar tu mano cuando otros la soltaron. Gracias a tu padre, y a la madre que te parió, gracias por los éxitos, pero también por los fracasos, nadie es perfecto…

Gracias por tu sapiencia, por tu calma en la euforia, por tu optimismo cuando caímos, gracias por tus lágrimas de alegría por esos títulos soñados y nunca imaginados. Gracias por las lágrimas negras, por aquellos momentos de amargura que en lugar de derrotarnos, nos hicieron más fuertes.

Gracias por demostrarnos que los sueños se cumplen y que lo mejor, cuando se trata del sevillismo, siempre está por llegar. Gracias por enseñarnos que no hace falta llamarse ‘Monchilovic’ para ser grande y ganarse el respeto en este mundo de estrellas donde la que más brilla partió de San Fernando hace ahora 27 años, para darle a nuestra Sevilla un color… aún más especial.

Entiendo que el motivo de tu deseo de marcharte es el de seguir creciendo, sumando, porque sabes que más y mejor es prácticamente imposible y que este mundo del futbol tiene la memoria leve. Ya lo dijo el galés John Benjamín Toshack: “Ayer me chillaban, hoy me aplauden, mañana…”

Por último, resumo tu más que probable adiós con una frase del filósofo danés Kierkegaard: “La vida sólo se puede comprender mirando hacia atrás, pero sólo se puede vivir mirando adelante”.

Y es que algo se muere en el alma cuando un amigo se va, o como diría nuestro querido Caparrós:

Monchi, lo tuyo es ¡De mamazo! ¡GRACIAS!

Tu amigo: José Miguel Muñoz @tara11iker

Fotos: QUICO PÉREZ VENTANA @perezventana