CON PAU, FELIPE, LA BOMBA, CALDERÓN… SE GANE O PIERDA, LA VIDA ES MARAVILLOSA! Por César Vizcaíno.

España juega la final de baloncesto frente a Estados Unidos. Hombres contra estrellas. Corazones contra corazones. Todo está diez a uno favorable a los supermanes de la NBA. Pero juega España y la lógica puede enloquecer. Salte o no salte, con estos chicos de oro, la vida puede ser maravillosa.
Mis primeros recuerdos sobre baloncesto y el por qué me aficioné a este deporte, tienen aroma de juegos olímpicos, mes de Agosto, noches sin dormir y medalla de plata.
La grandeza de los Epi, Iturriaga, Romay, Corbalán, F. Martín… fue enganchar a una generación, romper moldes y marcar un camino.
Y ese camino marcado, lo ha convertido en leyenda, la mejor generación de jugadores que posiblemente, podamos llegar a conocer.
De Lisboa a Londres, pasando por Turquía, Suecia, Japón, Madrid, Pekín, Polonia o Lituania, más allá de campeonatos del mundo, títulos de Eurobasket o finales olímpicas, este grupo lleva marcado a fuego su principal esencia.
Su espíritu de humildad, consistencia y determinación.
Una fórmula que les hace invencibles, y les ha llevado a conseguir un palmarés que da vértigo solo con mirarlo.
El Domingo, cuando salten a la cancha a por el único premio que falta en sus vitrinas, el más difícil, un premio de entrada con nombre y apellidos, me olvidaré de esa maldita moda que nos invade, muy nuestra, de destrozar con debates absurdos, incluso a leyendas vivas como estas.
Que no los subestimen los americanos, ni nadie.
Ignoraré a periodistas con mala baba, y me dedicaré a disfrutar de cada canasta de Pau, cada rebote de Felipe o cada bomba de Navarro, cada pase de Calderón o con el penúltimo mate de Rudy. Cerraré los ojos y soñaré con el poeta caribeño narrando la final como solo él sabía, improvisando el ingenio, con sus pinchos de merluza y carpantas bajo los tableros, con esa jerga inigualable que sólo tenía el maestro Andrés Montes. Qué razón tenías, maestro: La vida puede ser maravillosa. Sólo hay que saber disfrutar y valorar el momento. Volveré a aprender de cada uno de ellos, y de la gran lección que nos siguen dando dentro y sobre todo, fuera de las canchas. Me acordaré de los que se quedaron en el camino, y de los que se sumaron al carro. Contaré cada segundo y volveré a aprender de cada uno de ellos, y de la gran lección que nos siguen dando dentro y, sobre todo, fuera de las canchas.
En el fondo, yo soy uno de los miles de españoles que siempre quiso ser como ellos.
Posiblemente, este será el último gran campeonato que jueguen  juntos,  puede que su última olimpiada. No seré yo quien no sepa disfrutar de este momento mágico que he tenido la suerte de poder vivir. Qué mejor tributo para los que iniciaron el camino que una nueva final olímpica, justo el día que se cumplían 28 años de la primera.
En el horizonte se atisba una generación que lideran Josep Pérez y Hernangómez, que han iniciado el mismo camino que los juniors de oro.
Igualar lo conseguido, será muy difícil.
Superarlo, imposible.

Twitter: @cesarvizcaino