Pasó la Vuelta a España, pasaron tres semanas repletas de emoción, de ataques, de lucha sin cuartel de tres colosos españoles y un coloso inglés que se quedó en el camino.
Valverde, Joaquín Rodríguez y Alberto Contador han sido los grandes protagonistas de esta oda al ciclismo de ataque, a la que ha asistido atónito Chris Froome que vino como actor principal de esta película y que acabó preguntando en cada meta que cuánto quedaba para el final de este infierno. Javier Guillén, director de la Vuelta a españa se ha decantado por este tipo de ciclismo. Etapas cortas, nerviosas y con finales espectaculares, en rampas cortas pero cuyo final roza el cielo y las nubes. En cuanto a gustos hay cientos de opiniones encontradas. Hay puristas del ciclismo que no comparten la idea de ver a hombres retorcerse en sus bicis con el único objetivo de vencer una rampa imposible. Prefieren la estructura clásica; primera semana de llano para sprints, contrareloj larga para primeras diferencias y tres o cuatro etapas de alta montaña para repartir los maillots y decidir el vencedor final. Los hay que alucinan con éstos finales de etapa. Sobre todo el gran público. Ése público que no sabe lo que es la Paris Roubaix pero a los que le gusta ver a los Purito y compañía vencer esas rampas puestas ahí por el diablo. Mandan las audencias y las audencias televisivas hablan de un éxito de telespectadores sin precedente en cuanto a ciclismo se refiere. El problema que tenemos en este país, es que es imposible diseñar cuatro grandes etapas de montaña seguidas, como en Tour o Giro. Aquí no tenemos Dolomitas ni Alpes, para nuestra desgracia, y es por esa causa que la organización ha decidido trabajar duro durante el año para descubrir y preparar adecuadamente estos finales de etapa tan espectaculares. No nos queda otra, o esto o aburrimiento general. De todas maneras que nadie olvide que los recorridos, lo hacen duros o fáciles los corredores. Cualquier recorrido necesita el complemento de la implicación de los corredores, y aquí se han implicado y de que manera. No siempre hace falta una rampa del 20% para sacar diferencias, en absoluto. La prueba está en el golpe de mano, definitivo y mortal de Alberto Contador en Fuente Dé. Una etapa sin dureza aparente que el corredor de Pinto convirtió en un infierno y en la tumba deportiva de Joaquín Rodriguez, intratable antes y después de esa etapa. Enésima prueba de que son los ciclistas los que meten o dejar de meter dureza a un recorrido. En cuanto a los grandes protagonistas de La Vuelta, el ciclismo español está de enhorabuena. Por un lado Alejandro Valverde. Un auténtico superclase, una máquina capaz de ganar carreras de un día, vueltas de tres semanas, meterse en sprints y subir como el que más. Tras un infierno personal de 18 meses, ha completado una vuelta de ensueño. Para mí ha sido el más regular del trío mágico. Dos etapas ganadas, un día de lider y todo ello bastante lastrado por una maldita caída camino de Valdezcaray. Alejandro se ha quitado de encima esa idea que siempre le ha rondado su cabeza; no puedo con dos grandes vueltas al año. Sí puede. Después de hacer un Tour encomiable, ha redondeado una Vuelta maravillosa, sobre todo teniendo en cuenta que está compitiendo desde Enero y que la Vuelta no estaba en su programa de competición. Espectacular reencuentro del murciano con la Vuelta que le va a servir para ir a por el maillot arco iris en los mundiales de Holanda que se disputan la semana próxima. Por otro lado Joaquín Rodriguez. El catalán es que el mejor preparación traía a la Vuelta. Todo su año giraba en torno al Giro y a La Vuelta. Y realmente lo ha demostrado en la carretera. Purito ha sido el corredor más fuerte del pelotón. Cierto que no ha ganado, pero también es cierto que en todas las grandes subidas ha sido superior o igual a Alberto Contador y a Alejandro Valverde. Corredor imbatible cuando las rampas alcanzan porcentajes que dan miedo, sólo ha tenido un fallo, pero ése fallo le ha costado la victoria final en la general de la Vuelta. No se puede fallar ni un sólo día ante un campeonísimo cómo Contador. Y falló. O por falta de fuerzas o por considerar el ataque de Alberto una locura falló el día de Fuente Dé, en su reválida más fácil y éso le ha costado la Vuelta. De todas maneras, sale muy reforzado también para los próximos mundiales y ha acabado cómo número dos en el ránking UCI, posiblemente acabe el año como número uno. Y Contador. El que venía sin preparación adecuada, sin competición, con un infierno desde Agosto de 2011 en sus espaldas, pero sobre todo sin competir lo suficiente para afrontar una Vuelta terrible como ésta. No ha sido el más fuerte, ni siquiera el más regular, pero si ha sido el más listo, el más valiente, y ésas dos aptitudes le han valido subir a lo más alto del podio en Madrid. Sólo Contador es capaz de ganar una Vuelta de tres Semanas sin preparación y tras un infierno. Lo mejor, incluso por encima de la victoria, es el recuperar las sensaciones de sentirse ciclista, el sentirse el capo y el saber que el infierno quedó atrás y que a a partir de ahora podrá preparar de manera adecuada su gran objetivo para el año próximo, el asalto al Tour de Francia donde tiene cuentas pendientes. Y para cerrar, el descubrimiento de un sprinter de futuro, de un ciclista colosal como Degenkolb que ha sumado un repóker de victorias, cinco sprints ganados que le colocan como uno de los hombres a seguir en esta modalidad en un futuro no muy lejano. El caso es que con todos estos ingredientes, el espectáculo de estas tres semanas ha sido colosal. Sólo un deseo, que el aficionado de tele, no renuncie a seguir viendo ciclismo. El ciclismo no es sólo el Tour o la Vuelta. Estos espectáculos se pueden ver en muchísimas clásicas de un día o en muchas vueltas de una semana. Twitter @martin191919
Dos corredores, dos campeonísimos marcados por la injusticia de la UCI, se han reivindicado y de lo lindo en esta preciosa edición de La Vuelta.
Ojalá el ciclismo siga de moda por los siglos de los siglos.