El Sevilla FC celebró un punto ante un Celta en descenso que se adelantó en el partido y que tuvo un jugador menos más de veinte minutos. Pudo ser goleado en la primera mitad y jugó a la nada incluso durante su superioridad. En Nesyri se encontró con el gol y salvó los muebles de un partido que se pudo poner aún más feo en la última acción del partido si el VAR no llega a anular un penalti para los locales.
CELTA: Guaita, Kevin (Pérez, minuto 59), Starfelt, Unai, Manu Sánchez, Mingueza, Tapia, Sotelo (Fran Beltrán, minuto 68), Bamba (Douvikas, minuto 80), Aspas (Dotor, minuto 68) y Larsen (Cervi, minuto 80). SEVILLA FC: Nyland, Jesús Navas, Badé, Gudelj, Acuña (Pedrosa, minuto 46), Soumaré, Sow (Lukebakio, minuto 46), Rakitic, Ocampos, Óliver Torres (Suso, minuto 69) y Mariano (En-Nesyri, minuto 69). GOLES: 1-0, minuto 22: Starfelt. 1-1, minuto 83: En-Nesyri. Árbitro: Hernández Hernández, canario. Expulsó por doble amarilla a Tapia. Amarillas para Soumaré, Rakitic, Óliver Torres, Gudelj, En-Nesyri y Jesús Navas. Incidencias: Estadio de Balaídos ante 20.000 espectadores El Number 1 del partido: Ocampos El Sevilla pide urgentemente que alguien lo reanime. A todos los niveles. La imagen del equipo hoy fue preocupante. Un conjunto apático, superado, incapaz de ejecutar su idea de juego que, esa es otra, aún desconocemos cuál es. Diego Alonso no le ha cogido el aire al equipo y, de hecho, rezuma peores sensaciones que con Mendilibar. Es cierto que perder, no pierde tanto, pero tampoco gana y hoy era obligatorio. Porque tras el pinchazo en Cádiz no entraba otra cosa en la cabeza que ganar a un equipo que no sabía lo que era la victoria en casa. Un equipo este Celta que no estaba consiguiendo resultados y que marcaba el descenso. Ni ante un rival así fue el Sevilla no y capaz de vencer, sino de superar tácticamente. Rafa Benitez le dio un repaso a Diego Alonso en la primera mitad y en la segunda hasta la expulsión. Y así es imposible, Porque se podrían enumerar los males del Sevilla, pero se acaba antes comentando las virtudes, que son pocas. Ocampos es el único que quiso en esta tarde de fútbol. Solo el argentino, y con arreones, empujó al Sevilla a algo parecido a atacar la meta rival. No existió de ninguna otra forma. Posesiones insulsas, mala colocación, facilidad para dejar transiciones al rival y, sobre todo, poca actitud.
El Celta se adelantó a balón parado con pasividad en las marcas y avisó varias veces en la primera mitad de que quería ganar. SI no lo consiguió fue por su falta de acierto, porque permisividad sí que le dio el equipo de Diego Alonso. Un despropósito de primera mitad que intentó solventar con dos cambios en la segunda. Quitó a Sow de forma sorprendente para dar entrada a Lukebakio. Extraño lo de este futbolista. El belga es otro. Lo han cambiado. No solo sus acciones parecen ir en otra dirección al del resto del equipo sino que técnicamente está muy por debajo de lo que mostró cuando Mendilibar era su entrenador. La entrada de Suso si sentó mejor al Sevilla, aunque poco, pues el campo no estaba en condiciones y no pudo desplegar acciones combinativas con facilidad. Porque solo así sacó algo el Sevilla, de alguna acción que iniciaba el gaditano. El partido parecía que se allanaría con la expulsión de Tapia, bastante clara, pero nada más lejos de la realidad. Con uno más el Sevilla no dibujó ningún plan de partido que no fuera la horizontalidad en el pase y los centros al área, la mayoría malos. Solo apretó a partir del 80, con un Celta más cansado y la entrada de un hombre que debe ser titular, Pedrosa. Sin muchos alardes, pero su profundidad se hizo notar. Dejó un pase medido a Rakitic que desaprovechó. En Nesyri también iba a entrar y de nuevo iba a demostrar que debe ser titular sea como sea. No es delantero para lo que pretende Diego Alonso, pero es el único capacitado para encontrar el gol. Un fallo en el despeje de Mingueza tras un centro lateral lo aprovecharía con los pies el marroquí, que lleva dos encuentros consecutivos viendo portería. Algo nada baladí para un delantero. El Sevilla no mejoró demasiado con el empate. Siguió embotellando al Celta pero defendió bien, sin muchas dificultades. El Sevilla era pura impotencia, un quiero y no puedo que por poco no cuesta caro. Precipitado y descompuesto, concedió una última acción al Celta quel colegiado señalaba como penalti. Estuvo muy torpe Navas, pues aunque el contacto fuera mínimo y no debiera haber sido pitado, en una acción así hay que evitar agarrar. Por suerte para el Sevilla el VAR decidió intervenir para saltarse el protocolo y mandar a Hernández Hernández a revisión. El canario deshizo el penalti, para incredulidad gallega y alivio sevillista, No hay nada que sepa más a mediocridad que suspirar por no recibir un penalti en contra de un equipo en descenso que, además, juega en inferioridad desde hace más de veinte minutos. Pero en esto han convertido al Sevilla, un horror de equipo. Twitter: DAVID RUIZ @David_ruizm Fotos: Sevilla FC
