Una experiencia inolvidable

Escrito por Number 1 Sport. Creado en El Lector opina

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 Sin título

En primer lugar, me gustaría agradecer esta oportunidad a la revista Number 1 Sport, de poder describir lo que sentí el día 24 de Noviembre del 2013. El título se queda corto, para lo que yo viví ese día. Llevaba 24 años esperando el poder cumplir esa experiencia. Dicha experiencia, no era otra que acudir al derbi sevillano, al campo del eterno rival.

Para cualquier persona ajena a unos colores, esto podrá parecerle una tontería, pero para alguien cuya vida no tendría sentido sin el fútbol, es algo demasiado grande como para saber expresarlo a través de palabras. De ahí, la dificultad que conlleva el intentar expresar la experiencia que viví.

Pues bien, este año al fin me conciencié de que si o si debía cumplir con lo que tantas y tantas veces había soñado. Sin embargo, dos semanas antes del día señalado en mi calendario, salió a la luz, el mecanismo para poder conseguir una de las entradas para poder acudir a tan importante partido para cualquier sevillano. Este año se había decidido repartir las entradas por sorteo, debido a los quejas el año pasado. Por tanto, mi sueño, estaba destinado por el azar. Un sorteo, era lo único que me separaba de poder acudir al partido.

El sorteo se realizó el martes de la semana del partido. Hasta dicho día, no las tenía todas conmigo. En mi cabeza solo rondaba la idea de que para un año que decido ir, tenía que estar pendiente de un sorteo. Ese día llegó, los nervios afloraban en mi, hasta que recibí un whatsapp de un amigo bético (Sito), diciéndome que me había tocado la entrada. La alegría que supuso para mi no tiene palabras. Por fin, el poder acudir al partido, estaba cerca. El miércoles por la mañana, acudí a retirarla junto a mis amigos con los que iba a ir al partido.

Desde que conseguí el ticket, hasta el domingo que era el partido, no paré de imaginarme como podía ser aquello. Acudía a youtube para ver los vídeos de años anteriores y se me ponían los pelos de punta. Las ganas de que llegase el domingo incrementaban. Ha sido la semana más larga de mi vida.

El día llegó. Después de no dormir apenas nada con los nervios, me levanté temprano el domingo. Antes de bajar a Sevilla, tenía una cita con el equipo de mi pueblo (CD Salteras), quién se jugaba el tercer puesto de la clasificación. De allí, iría a comer y recoger el bocadillo para bajar sobre las cuatro de la tarde al estadio del Betis para retirar la entrada.

Alrededor de las cuatro y media, llegué al estadio con David y Canterito. Allí esperamos la llegada de dos amigos más (Gonzalo y Alejandro). De todos nosotros, el único que sabía lo que era ir al derbi al campo del rival era David, los demás todos eramos «vírgenes» en ese sentido. Antes de entrar al estadio a canjear la entrada, decidimos tomar algo para hacer un poco de tiempo.

A las cinco y media, ya no podíamos más. Queríamos entrar al estadio para empezar a contagiarnos del ambientazo creado por los béticos. Una vez retiradas las entradas, estuvimos en el estadio hasta las siete y veinte más o menos. El tiempo allí dentro pasaba lentamente, mientras los cánticos se sucedían para hacer más llevadera la espera.

Una vez la policía nos colocó en fila, salía la expedición de los aficionados del Betis dirección al Sánchez Pizjuán. Lo mejor estaba ya al llegar. Desde el estadio del Betis al del Sevilla, los cánticos aumentaban. Los casi 1300 seguidores del Betis se dejaban la voz por las calles de Sevilla, ante la atenta mirada de los ciudadanos por todas las calles que pasábamos. Lo que siempre había soñado, lo estaba viviendo en primera persona. Defender mis colores por toda la ciudad, sin importar la mala clasificación del equipo. El destino había querido que mi primer derbi fuese así, con el Betis el último clasificado, de ahí que la famosa frase de nuestro himno «aunque el último estuvieras siempre te ven campeón» tuviese más importancia que nunca.

El largo camino se me hizo corto, estaba disfrutando de ese momento, a pesar de las carreritas y de las pérdidas de zapatos de algunos de los seguidores béticos, no hubo ningún incidente. La policía y el buen comportamiento de la afición bética, permitían disfrutar del momento sin ningún tipo de incidente. El momento en el que nuestros cánticos, se escucharon más alto en todo el recorrido fue al llegar a la esquina del Nervión Plaza. Los sevillistas que allí nos esperaban, nos miraban a la misma vez que nos increpaban, algo lógico en la rivalidad sevillana. Una vez en las puertas del estadio, nos cachearon antes de entrar al estadio.

Por fin, habíamos llegado al estadio, el cansancio hacía mella en mis piernas y en mi rostro. Nada más entrar, lo primero que hice fue comprar un refresco, necesitaba algo fresco y con azúcar para recuperar fuerzas para lo que estaba por llegar. Una vez que escogimos el lugar, desde el cual íbamos a ver el partido, nos sentamos un poco para terminar de recuperarnos de la caminata y comernos el bocadillo.

Una vez que todos los béticos estaban ya colocados en sus correspondientes asientos, los béticos al unísono comenzaron de nuevo a cantar canciones de nuestro equipo para intentar dar el último apoyo al equipo antes de irse al túnel de vestuarios. De ahí, al inicio del partido el intercambio de cánticos entre la afición sevillista y bética iba en aumento. El ambiente para el partido era increíble, todo lo que había soñado se quedaba corto para lo que estaba viviendo en esos momentos, llegando en algún que otro momento a temblarme la voz al cantar las canciones.

El peor momento que pasé, quizás fue el primer gol sevillista. El gol llegó en el minuto dos del partido, en un error de marcaje de la defensa verdiblanca, que provocaba que Bacca remate a placer colocando el primero del partido. El gol me bajó un poco el ánimo, sin embargo, el escuchar a toda la grada cantando Beeeeeeetis!! Beeeeeetis!!, me devolvió las fuerzas para seguir cantando a pesar del frío, esa afición si estaba a la altura del momento. A pesar de ir perdiendo, la afición nunca se rindió, continuó cantando durante todo el partido, unas veces más y unas veces menos, pero nunca se dejó callar por la afición rival.

Una vez acabado el partido, los sevillistas disfrutaban de su gran victoria ante el eterno rival. Estaban en su estadio y era su momento de gloria. Sin embargo, los aficionados béticos sacamos nuestras bufandas béticas y empezamos a entonar nuestro himno, orgullosos de ser lo que somos, béticos. Que mejor momento para demostrarlo, que en la casa del eterno rival y después, de la gran derrota sufrida ante ellos. Fue un momento que no olvidaré, el estar orgullo de unos colores con mi gran afición en la casa del rival. En ese momento, ni me acordaba del resultado, solo me quedaba con la experiencia que estaba viviendo, algo que se queda para mi.

En lo que al tema deportivo se refiere, todos conocemos el resultado que se dio en el partido (4-0), el partido realizado por el Betis fue desastroso en todas sus líneas, nada que discutir de la superioridad en el campo del equipo sevillista. El partido lo perdió el propio Betis, que no estuvo a la altura de su fiel afición.

¡VIVA EL BETIS!

Un saludo!

Por Juan José Vergara Romero (Salteras)