Blog: «Un Sevillista cualquiera»

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UN PROYECTO A MEDIO PLAZO. Por Rafael Sarmiento.

Las dos noticias que se han producido esta semana, el fichaje del delantero senegalés Babá y la renovación por cinco años de Monchi, me han confirmado algo en lo que yo confiaba, pero de lo que no se puede saber a ciencia cierta, más que nada porque uno no está dentro del club: que se sigue trabajando con normalidad en un proyecto a medio plazo.

Yo creo que lo primero que hay que tener en cuenta es que el Sevilla está empeñado en no tener problemas con la economía. Que la situación actual es complicadísima en la sociedad en general. Y respecto al fútbol, no hay más que ver en qué condiciones se encuentran una gran cantidad de clubes, muchos de ellos acogidos a la Ley Concursal, o con deudas estratosféricas que tarde o temprano acabarán pasándoles factura. En este sentido, el que la directiva se empeñe en controlar las cuentas hasta el último céntimo me parece fundamental si de verdad queremos tener un proyecto medioplacista. Nos podríamos gastar lo que no tenemos en jugadores y entrenadores de primer orden, y así conseguir (o aspirar a conseguir) unos grandes resultados a corto plazo. Pero eso no vale de nada después, porque siempre que uno se gasta lo que no tiene, acaba pagándolo caro. Que cada uno piense en su propia economía familiar para entender esta máxima tan de sentido común.

Por otro lado, a nivel deportivo, la situación en la que se encuentra el Sevilla es muy complicada. Aparte de la crisis que nos azota, la plantilla que tanta gloria nos dio se está desmantelando (el tiempo no perdona) y es necesario un cambio generacional. ¿Cómo se hace eso si no se tiene dinero para ello? ¿Cómo se sustituye a un jugador como Luis Fabiano? ¿O Dragutinovic? ¿O Renato? ¿O Kanouté, cuando llegue el momento?

He aquí el mayor error que ha cometido Monchi. Que durante la época de vacas gordas se gastó mucho dinero en jugadores que no han rendido como se esperaba. Jugadores que deberían haber tomado ese testigo para hacer el cambio poco a poco, la mejor manera de hacerlo. Jugadores como Acosta, Chevantón, Koné, Mosquera, Romaric, Konko, Duscher, De Mul, Guarente, Cigarini o Alexis han sido sonoros fracasos que, de haber triunfado, hubieran ocupado los puestos que dejaron aquellos grandes jugadores. Claro que una cosa es fracaso, y otra error. Para mí, errores fueron Mosquera, Romaric, Konko y Alexis. Jugadores que tuvieron oportunidades y que con ellas sólo demostraron que no valían lo que costaron. En el caso de Konko y Mosquera se recuperó buena parte de lo invertido. Lo de Romaric y Alexis es otra cosa. Sin embargo, Chevantón, Koné, Acosta, Guarente y De Mul han sido acribillados por las lesiones, y de esa manera es imposible que triunfen. No es que no hayan demostrado nada, es que no han podido tener continuidad. Quizás De Mul se ha visto desbordado por el hecho de tener que competir con Navas e igual lo debería haber puesto en el primer grupo, pero bueno. Y a Duscher y Cigarini no los tengo en cuenta porque no supusieron una inversión de dinero importante.

Dicho esto, reconocido ese error, es de alabar que la dirección deportiva se haya dejado de grandes inversiones para pasar a hacer fichajes baratos. Yo recuerdo, en los primeros años de Monchi, que se decía que si sin dinero era capaz de hacer lo que hacía ¿qué ocurriría si le diesen un presupuesto de millones? Pues ya lo hemos visto. Ahora toca recuperar la política que nos hizo grandes. Eso se está haciendo.

Los últimos fichajes de Monchi, a saber: Cáceres, Medel, Rakitic, Trochowski, Del Moral, Spahic, Coke, Reyes y ahora por último Babá (amén de Hervás, que se incorporará en verano) recuerdan a lo que fueron en su día los que conformaron la plantilla que tantos títulos ganó. No sé qué rendimiento acabarán dando, pero se trata de jugadores de un nivel que vinieron a precios asequibles. No se arriesga demasiado económicamente y, además, si alguno triunfa de verdad y sube su cotización, se puede obtener un importante beneficio económico ya que fueron comprados muy baratos.

Claro que nos encontramos con un tercer problema (después de la economía y del relevo en la plantilla) que es que el equipo es casi entero nuevo. Esto es consecuencia del error que comentaba antes. Si aquellos jugadores que tanto costaron hubieran salido bien, ahora mismo los nuevos se tendrían que acoplar a un grupo ya hecho, no necesariamente crear un nuevo grupo. El caso es que, en efecto, hay que crear un nuevo grupo, y eso lleva tiempo. Por eso lo de «proyecto a medio plazo».

Este verano nos quedamos sin el delantero que todos sabíamos que le faltaba al equipo. Supongo que la directiva decidió arriesgarse a esperar al mercado de invierno y fichar a buen precio antes que gastarse lo que no tenían en según qué jugador. Muchos nos preguntábamos si no había en el mundo otro futbolista que no fuera Giovanni Dos Santos. O sea, si es que no tenían trabajado el mercado. Me preocupaba el asunto, aunque nunca dejé de confiar del todo.

Efectivamente, mi confianza ha tenido premio. Por menos del precio que pedían por Giovani, han venido dos jugadores: uno de ellos contrastado, experimentado, aún joven y sevillista (Reyes), y otro joven, goleador y con mucha proyección (Babá). Pero sobre todo, el saber que el club funciona y que sigue haciendo lo que debe. De lo de Babá no se ha enterado nadie hasta que se ha hecho. Y mira que los periodistas dan palos de ciego a diestro y siniestro en busca de acertar con el bulto en alguna ocasión. «Fichaje sorpresa» dicen algunos. «Operación relámpago», se excusan otros. La verdad es que yo no creo que Monchi se levantara un día pensando «Voy a sorprender a todos fichando al delantero del Marítimo de Funchal. Quien sea que juegue de delantero allí». Y que le comentara su intención a Del Nido, para que este contestara entusiasmado: «ya creí que no lo ibas a proponer nunca. Hagamos una operación relámpago, verás la sorpresa que se lleva el personal».

No creo que las cosas fuesen así. Supongo, más bien, que es un jugador al que llevan siguiendo desde hace tiempo, como suele ocurrir, y que se les ha puesto a tiro. Además, en mi opinión, es justo lo que necesita el equipo en ataque. Un delantero centro con todas las letras. Alto, fuerte y goleador. No un media punta, sino un tanque arriba que las meta. Y ahí lo tenemos. Todos, yo incluido, claro, nos venimos llevando las manos a la cabeza desde el verano al ver lo cortos que estábamos arriba. Y más aún cuando Del Nido y Monchi dejaban claro que no era un punta estilo Negredo lo que se buscaba, sino más bien estilo Del Moral. Y mareaban la perdiz con Giovani, hasta que llegó Reyes. Y los había que pensaban que igual venían los dos (yo incluido). Y al final, el que viene es un delantero de verdad.

¿Algún día comprenderemos que, en materia de fichajes, nunca nos van a decir la verdad porque hacerlo dificultaría las operaciones que están en marcha?

Entono el mea culpa el primero. Ya me había hecho a la idea de que tendríamos que aguantar con Negredo y Kanouté hasta final de temporada. Ya había asumido lo que para mi era un error de bulto, a la espera de que lo solucionaran en verano.

Y de repente, esto.

Aparte del rendimiento que finalmente de, el fichaje del senegalés ha hecho que recupere la confianza que estaba empezando a perder en el Consejo de Administración. La negativa a reforzar la delantera me parecía un error demasiado evidente como para pasarlo por alto. Ahora resulta que, sin que ya nadie lo esperase, refuerzan dicha línea. Estaban en ello. Cometieron un error en verano, pero se ha subsanado ahora. Creo que el Sevilla es mucho más potente con Reyes y este nuevo jugador llamado Babá.

Y ahora vuelvo a tener claro que estamos ante un proyecto a medio plazo. Una regeneración de la plantilla que, dadas las circunstancias económicas actuales, se está haciendo paso a paso y sin arriesgar demasiado un dinero que es escaso. Prefiriendo asumir el riesgo de jugar la primera vuelta con dos delanteros antes que el de aventurarse en una operación económicamente poco viable. Prefiriendo terminar la primera vuelta séptimos y con la mitad de la temporada por delante para recuperar, a hacerlo cuartos, pero con un problema financiero importante que lastrará al club durante años.

La directiva no está para satisfacer las ansias de la masa, sino para gestionar bien el club. A pesar de las presiones. Si un directivo no está preparado para soportar la presión es que no vale para ocupar ese puesto en el Sevilla.

La plantilla se sigue completando sin poner el peligro las finanzas del club. El equipo no anda clasificado donde debe, pero sí que tiene el objetivo a tiro de piedra y con tiempo por delante para alcanzarlo. El mejor director deportivo de España ha renovado su contrato con el Sevilla para comandar el proyecto del que estoy hablando. Y a pesar de las dudas que genera el técnico (las mismas que generaba el tan idolatrado Juande Ramos a estas alturas en 2006), yo sigo pensando que este proyecto tiene mucha vida. Y si en las últimas semanas andaba un poco alicaído, estas últimas noticias me han devuelto la ilusión.

P.D. 1 – Si alguien conoce en España a un director deportivo cuyo balance éxitos – fracasos sea mejor que el de Monchi, que lo diga. No es suficiente gritar «Monchi, vete ya», si no se tiene en mente a un sustituto que lo mejore.

P.D. 2 – Para los fanáticos del «Marcelino, vete ya», insisto por enésima vez que no estoy defendiendo al entrenador, sino al proyecto. Dicho proyecto puede seguir adelante sea quien sea el técnico. Me ilusiona el proyecto, no quien se sienta en el banquillo.