Lo de Novak Djokovic no tiene nombre. El serbio ha vuelto a lo grande y sigue confirmando su gran momento de forma al alcanzar la final del Open de Australia, país del que recuerden fue deportado el pasado año.
Hace apenas un año, Novak Djokovic fue noticia al negarse a vacunarse por el Covid, requisito indispensable en su momento para poder disputar el Open de Australia y tener permitida la entrada en el país de los koalas. Ahora el serbio, tras aquel recordado incidente, vuelve a ser noticia pero por su exquisito tenis, su carácter ganador y esa agresividad en la pista que le hace ser uno de los mejores tenista de la historia.
El serbio afrontaba el Open de Australia con una rabia contenida por lo vivido el pasado año y consciente de que Rafa Nadal, su gran rival, ante la ausencia del número 1 Carlos Alcaraz, se lo pondría muy difícil defendiendo su condición de vigente campeón en tierras australianas. El año pasado no pudo pelear por el título con Nadal y este año tampoco lo podrá hacer, en esta ocasión por la eliminación del español.
Djokovic no ha tenido en Australia al público de su lado, y seguramente tampoco lo tendrá en la gran final, pero son preciadamente estos ambientes enrarecidos los que motivan especialmente al tenista serbio, genio donde los haya y con un carácter que siempre ha sido su mejor aliado y a la vez su peor enemigo en la pista. Pero con, o sin permiso de la grada, Djokovic está demostrando en Australia que es el tenista más en forma y que hay pocos como él. Capaz de sacar lo mejor de sí en ambientes adversos, haciendo de los problemas soluciones, y con ganas de seguir aumentando su palmarés donde no hay que olvidar ocupa un lugar de privilegio con el mencionado Rafa Nadal y Roger Federer y con nueve coronas en el Melbourne Park.
Lo cierto es que los ganadores muchas veces por ese carácter ganador caen mal o no gustan, algo que no preocupa en exceso a este tenista agresivo, elegante y letal a partes iguales. Antes de llegar a la gran final, ha visto como el público le ha pitado, otra parte le han alentado con banderas serbias y su máxima admiración, se ha enfrentado al juez de pista, se ha visto con cinco sets igualados ante Paul en la manga inicial, mientras discutía con el juez de silla y dar juego como le gusta al llevarse la mano a la oreja en un claro desafío a aquellos que le pitaban como diciendo: Vamos no os escucho ahora…
Y es que a este gran Number 1 le van los ambientes caldeados, o como diríamos en España, le va la marcha. De ese igualas a cinco terminó sentenciando de forma cruel y campeona dejando el resultado en tres sets: 7-5,6-1 y 6-2. Vamos ¿quién grita ahora? Novak llega a la final en un momento dulce, cediendo un sólo set en todo el torneo, en la segunda ronda ante el francés Enzo Couacaud porque aún arrastraba molestias en su muslo izquierdo. Una vez aliviadas sus molestias se terminaron los rivales.
Esta vez no ha tenido a su padre en la grada, pero sí ha contado con Dijana, su madre, algo que tampoco afecta en exceso al serbio que es capaz de motivarse él solo con el objetivo claro de ser el mejor de la historia, algo que ya lo dicen las cifras, y cerrar ese triángulo mágico de los tres Reyes de la corona: Nadal, Federer y el propio Djokovic. Hasta la fecha nadie había ganado 27 partidos consecutivos en el Open de Australia y tampoco nadie había solventado 40 duelos con esa solvencia.
Con 35 años y 252 días es el quinto tenista más longevo en disputar una final de Grand Slam donde es superado por otros genios como Ken Rosewall, Roger Federer, Mal Anderson y Rafael Nadal. Y es que lo que está haciendo Nole no tiene precedentes. A pesar de haberse perdido seis de los torneos más importantes del pasado curso por su negativa a vacunarse contra el coronavirus, y no sumar los 2.000 puntos de Wimbledon, porque la ATP los retiró por el boicot a los rusos y bielorrusos, Djokovic puede recuperar el lunes el cetro ATP.
La razón hay que buscarla en una secuencia de 36 victorias en los últimos 37 partidos, sin contar la Laver Cup, desde que cayó a manos de Nadal en los cuartos de final del último Roland Garros. Ahora llega una nueva final la número 34 de Novak Djokovic que en ese apartado supera a Roger Federer (31 finales), Rafa Nadal (30), Ivan Lendl (19) y Pete Sampras (18).
Todo ello a puertas de una nueva final del Open de Australia, en este caso ante Tsitsipas y con el Número 1 uno sabor ya conoce… a puertas.
Por: JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11iker
Foto: Marca
