La memoria en el mundo del fútbol es efímera, tanto que convertimos de héroe a villano a quién sea con el mínimo plazo de una semana, lo que tarda en terminar un partido y comenzar el siguiente.
Monchi no es una excepción en este aspecto, la mala memoria del fútbol también está siendo injusta con el ‘León de San Fernando’, el mejor director deportivo de la historia del fútbol y que tanto bueno ha dejado tanto en el terreno de juego del Sánchez Pizjuán como en las arcas del club de Nervión. Capaz de vender caro lo que compró barato, y mejor aún, teniendo el acierto pleno en el refuerzo del jugador que se fue. Vamos lo que se llama un chollo.
Es cierto que en alguna ocasión, la efectividad en los fichajes no ha sido del cien por cien, pero claro, ¿quién puede decir que ha acertado en todo lo que ha hecho en vida? Ahora, que el adiós de Monchi al Aston Villa no es más que una realidad, es el momento de valorar el brillante trabajo que ha hecho desde que ingreso en el Sevilla FC procedente de la Isla de San Fernando, esa tierra que dejó atrás para convertirse en uno de los grandes sevillistas de la historia.
Ahora se habrá el debate. Habrá quien diga que no es el momento de marcharse, quien entienda que sí porque se marcha dejando un título europeo en una de las peores temporadas del Sevilla culminada con un giro total en los acontecimientos. Pero se esté de un lado o de otro, lo que nadie podrá negar es el admirable trabajo de Ramón Rodríguez Verdejo ‘Monchi’ en el Sevilla FC, convirtiendo primero con Roberto Ales, y después con Del Nido, un equipo en estado de alarma en un club ejemplo de gestión deportiva.
Gracias a su gestión, y a los pasos dados por los mencionados Alés y Del Nido Benavente, vitales en el estatus actual del Sevilla FC en el panorama internacional, el Sevilla fue señalado como ejemplo tanto económica como deportivamente por una gestión empresarial ejemplar. Desde aquella venta de Reyes, cuando Del Nido dijo no se vende para duplicar poco después el precio de venta del canterano, pasando por aquel fichaje acertadísimo de Dani Alves, o las posteriores llegadas de Adriano, Renato, Julio Baptista, Luis Fabiano, Kanouté…
Llegó tras el descenso a Segunda, en los peores momentos de la entidad y se unió al proyecto para ser parte de la Historia de por vida. Tras ser portero y delegado de equipo, llegó a la secretaría técnica para dejar un curriculum único a su marcha: Siete Europa League, dos Copa del Rey, una Supercopa de España, una Supercopa de Europa, un subcampeonato en la Supercopa de Europa, aquel año durísimo del adiós del recordado Antonio Puerta. Curriculum al alcance sólo de los grandes clubes de Europa.
Todo comenzó con aquel Sevilla del todo a cien con los pilares de Javi Navarro, Pablo Alfaro y David Castedo, el comienzo desde la base de todo lo bueno que luego fue sucediendo en clave sevillista. El primer fichaje clave fue la llegada de Dani Alves, un brasileño enclenque que dejó dudas en su primera temporada para poco después terminar de enamorar a la grada de Nervión. 800.000 euros que se convirtieron en más de 38 millones más objetivos, que fue lo que pagó el FC Barcelona
Otro futbolista clave en esos primeros años fue Julio Baptista, al que buscó su verdadera posición Joaquín Caparrós, para hacerle explotar a lo grande y ser esa ‘Bestia’ que le acompañaba por su fútbol y potencia física. 2,8 millones de euros que pasaron a convertirse en 25,5 con la posterior venta al Real Madrid. Y otros que como Andrés Palop, el mejor portero de la historia del Sevilla, Martí, que llegaron libres y fueron dos de los grandes líderes del mejor Sevilla FC de sus más de cien años de Historia.
A todos ellos hay que unir un ramillete de grandísimos futbolistas como Maresca, Poulsen, Dragutinovic, Escudé, Keith, Poulsen, Rakitic, Carlos Bacca, o los más creciendo de Koundé y Diego Carlos. Se mire como se quiera mirar, los aciertos ganan a los errores por auténtica goleada y ante tan abismal superioridad no hay debate que valga ni que tire por tierra el gran trabajo del León de San Fernando al frente de la dirección deportiva del Sevilla FC. Pasional y entregado como pocos, fiel y leal, hasta el punto de callar, por el bien de su Sevilla FC del alma, lo vivido esta temporada por la ineptitud de Pepe Castro, atando a Monchi de pies y manos.
Y sin olvidar su acierto también en el banquillo, especialmente con Juande Ramos, Unai Emery, Lopetegui o un hombre de la casa como Joaquín Caparrós. En definitiva, el bagaje de Monchi en el Sevilla FC, con muchas más luces que sombras, es simplemente sobresaliente, siendo siempre mucho más que un portero, un delegado, un secretario técnico, un consejero o un director deportivo, porque Monchi es sencilla y llanamente Monchi, sin más. Un hombre entregado a su trabajo, apasionado del mismo y sin perder esa humildad de aquel chaval que soñaba ser portero y jugar en Primera división.
Inmerecida salida por la puerta de atrás, al querer manchar Pepe Castro la imagen de Monchi, al filtrar la cantidad que debía pagar para salir de Nervión, nada que ver con el señorío de Monchi que se va, y lo hace sin dañar la imagen de su Sevilla a pesar de ver que su salida ha provocado otras marchas como venganza del club, entre ellas la de Antonio Fernández, el hombre que descubrió a Dani Alves y al que le transmiten su no continuidad vía mail, a pesar de que hace apenas cinco días se le había asegurado la renovación de su contrato que finalizaba este 30 de junio.
Adiós que le ha llegado a Fernández fuera de España y con todo acordado para firmar su nuevo contrato, comunicación que le llegó por mail, siendo la primera víctima vengativa del club, como clara represalia a la salida de Monchi. Una de las manos derechas de Monchi, que fue felicitado por su buen trabajo en el nuevo departamento, y que con el mismo señorío de Monchi se ha marchado con un sencillo: «Gracias por todo».
Por: JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11iker
Foto: El Sevillista
