Va por ti, Tassoti

Escrito por Rafael Sarmiento. Creado en Más Fútbol, Number1 opina

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El fútbol es algo banal que no tiene más importancia que la que cada aficionado le quiera dar. No nos da de comer, no influye en el transcurso de nuestras vidas. No nos arregla ni nos estropea nada. No tiene ninguna importancia. Pero a veces nos da lecciones que pueden ser válidas para las cosas que sí que son importantes.


Hace dieciocho años, en verano de 1994, sufrí una de las frustraciones más grandes que recuerdo como aficionado al fútbol de selecciones. Hoy día soy mucho menos entusiasta con “La Roja”, pero en aquella época era casi fanático. Fue el verano del Mundial de Estados Unidos. Cuando nos echaron del mismo, otra vez, en cuartos de final. Y fue Italia quien lo hizo. Fue el partido del clamoroso fallo de Salinas del gol de Baggio y sus trencitas y del lamentable codazo de Tassotti a Luis Enrique que ha pasado a la historia de nuestras desgracias en competiciones internacionales.

Siempre digo que la vida pone a cada uno en el sitio que merece. Que lo grave no es caer, sino no saber levantarse. Que quien trabaja y persevera, al final acaba obteniendo su recompensa. Que si se busca, se acaba teniendo la oportunidad de resarcirse de los fracasos. Y ayer España consiguió que aquella frustración del 94 fuera compensada. Y con creces.

Es imposible imaginar una venganza más dulce que la que obtuvimos anoche. En verdad, no sólo anoche, sino a lo largo de todo el campeonato. No es sólo que destrozáramos a Italia en la final. Es que hemos dado una lección de fútbol y de deportividad para los anales. Hace poco echaron por TV “La lista de Schindler”. En esa película, hay una escena que me parece sublime, en la cual Oscar Schindler convence a un líder nazi que se entretenía matando al azar a esclavos judíos para que dejara de hacerlo. Y lo hace diciéndole que el verdadero poder no consiste en poder matar a quien uno quiera, sino que, pudiendo hacerlo, se le perdonase la vida.


Nosotros tuvimos en las manos matar a Italia en su momento, pero no lo hicimos. Les perdonamos. Les permitimos que avanzasen en la competición, que llegasen a la final y cuando los cogimos en esta, les dimos el mayor correctivo que se recuerda en un partido de esa índole en muchísimo tiempo. Dejarse marcar un gol para eliminar a un tercero es de mediocres. Cumplir con el deber deportivo y aplastar a ese tercero cuando te enfrentas a él es de grandes. De muy grandes. Eso es lo que hemos demostrado ser, al menos en lo que a fútbol se refiere.

Como decía al principio, algo tan banal como el fútbol te da a veces lecciones que te sirven para las cosas importantes en la vida. He aquí una de ellas. Ayer disfruté como un enano porque se hizo justicia después de lo del codazo de Tassotti. Obtuvimos cumplida venganza. Los que sufrimos aquella frustración nos vimos recompensados. De largo. Pudimos dejarles fuera, pero les permitimos seguir adelante. Esperamos nuestra ocasión y volvimos a encontrarnos con ellos. Y entonces hicimos el mejor partido del campeonato y les arrasamos. Cuatro a cero y a levantar la copa. Las lágrimas de Luis Enrique se convirtieron en las lágrimas de Pirlo y compañía. Y a mí se me erizó la piel al comprobar cómo la vida me ha permitido ver a los italianos humillados. Una por otra. Estamos en paz. No tengo nada en contra de ellos, pero ahora estamos en paz.

Va por ti, amigo Tassotti. Ya tenemos un fantasma menos.

Twitter: @Ravesen_