El derbi sevillano se saldó con un empate que no deja contento a ninguno. Los sevillistas, al menos, no perdieron pese al mal momento que atraviesan; los béticos, desaprovecharon una oportunidad única de ganar a un rival inferior. Diego Alonso podría tener las horas contadas en Nervión, pero la directiva sabe que sería la siguiente en desfilar, por lo que podría seguir la inestabilidad en un club que está en momentos difíciles.
SEVILLA FC: Dmitrovic; Jesús Navas (Juanlu, minuto 86), Badé, Gudelj, Pedrosa; Sow (Mariano, minuto 86), Soumaré, Rakitic; Ocampos (Suso, minuto 73), En-Nesyri y Óliver Torres (Lukebakio, minuto 62) REAL BETIS: Fran Vieites; Bellerín, Pezzella, Chadi Riad, Miranda (Abner, minuto 64); Guido Rodríguez, Marc Roca; Assane Diao (Abde, minuto 64), Isco, Ayoze; Willian José (Luiz Henrique, minuto 75). GOLES: 0-1, minuto 71: Ayoze. 1-1, minuto 79: Rakitic Árbitro: Gil Manzano, extremeño. Amarillas para Gudelj y Miranda. Incidencias: Estadio Ramón Sánchez Pizjuán 42000 espectadores El Number 1 del partido: Soumaré El Sevilla ha empeorado como equipo. Esa máxima es irrefutable, no hay elementos objetivos ni subjetivos que hagan pensar que la llegada de Diego Alonso ha mejorado en algo al ya pobre equipo de Mendilibar. El del vasco, al menos, sí mostraba una seña de identidad que, si bien era insuficiente, sí permitía generar adeptos a su idea. La del uruguayo no. El fútbol de Diego Alonso no parece convencer ni a los futbolistas. Porque la primera parte del Sevilla fue de equipo que no cree en nada. El Betis fue muy superior, tuvo dos ocasiones claras que debieron acabar en gol y apenas sufrió ante un Sevilla que solo despertaba con arreones de Ocampos. Y así es imposible competir. El Betis, que su único mal es no saber cómo ganarle al eterno rival, se marchó al descanso enfadado con el marcador, lo que ya dice mucho de lo mostrado sobre el verde.
Isco bailó en el Sánchez Pizjuán, desnudando a un sistema defensivo que hacía aguas. Nadie de blanco supo frenar a los de verde en tres cuartos, pues ahí el Betis sí mostraba automatismos que generaban peligro constante. En la segunda parte las prestaciones sevillistas mejoraron, en parte gracias a un Soumaré que se duplicó sobre el césped para salvar los innumerables espacios que dejaban los locales. Es cierto que se vio un equipo más unido en la segunda mitad y con más balón. Un Sevilla, quizá, con más determinación que los verdiblancos, que acusaron ese mal crónico de empequeñecerse en el Ramón Sánchez Pizjuán. Porque no había motivos para bajar el nivel ante un Sevilla tan pobre. Ayoze, sin embargo, iba a adelantar a los verdiblancos tras un mal despeje de Dmitrovic. Cuando menos lo merecía el Betis. De todos modos, el marcador era justo por lo mostrado. El Sevilla había mejorado, pero no era difícil. Diego Alonso introdujo cambios que tampoco volvieron a hacer demasiado efecto, salvo la entrada de Suso, que agitó algo más por la derecha. No llegaban los remates ni el peligro real del equipo local hasta que Rakitic empataba a 10 minutos del final. El croata ejerció de capitán ante su víctima favorita, una vez más. Se vio más entero al Sevilla en lo que quedó de partido pero el Betis, en lo poco que pudo correr, generó una sensación de peligro mucho mayor. Acabó en tablas el encuentro, con ningún equipo del todo satisfecho pero con dos líneas totalmente contrapuestas. El Betis acabará valorando su partido, el Sevilla no. O cambian muchos los aires por Nervión o volverá a ser un año difícil. El Sevilla no se puede permitir vivir en la mediocridad. Twitter: DAVID RUIZ @David_ruizm Fotos: Q. Pérez-Ventana (@perezventana)
