El Sevilla FC logró su primera victoria de la temporada, no sin sufrimiento, frente al RCD Espanyol. Carmona hizo un doblete en el día de hoy sorprendiendo a todos como el propio Lopetegui en la alineación. Se la jugó el vasco tirando de cantera y esta respondió. Se puso 0-3, pero un penaltito de Acuña metió a los locales en el encuentro hasta el final. Supo sufrir pese a la expulsión de Lamela y el excesivo tiempo añadido. ¿Punto de inflexión?
RCD Espanyol: Álvaro Férnández; Óscar Gil (Rubén 75′ (Omar 88′)), Sergi Gómez, Cabrera, Brian Oliván; Vinicius Souza, Sergi Darder, Edu Expósito (Dani Gómez 59′); Javi Puado (Melamed 88′), Braithwaite y Joselu. Sevilla FC: Bono; Carmona (Jesús Navas 73′), Gudelj, Kike Salas (Rekik 66′), Marcos Acuña (Telles 46′); Fernando, Joan Jordán (Rakitic 73′); Lamela, Isco, Óliver Torres (Nianzou 66′); y En-Nesyri. Árbitro: Cuadra Fernández (Comité Balear). Amonestó a los locales Óscar Gil y Vinicius Souza y, por parte visitante, a Lamela, Fernando y En-Nesyri. Lamela fue expulsado por doble amarilla. Goles: 0-1 (1′) Lamela; 0-2 (27′) Carmona; 0-3 (44′) Carmona; 1-3 (45+3′) Joselu (penalti); 2-3 (62′) Braithwaite. Incidencias: RCDE Stadium de Cornellà-El Prat ante 25.000 espectadores. El Number 1 del partido: Carmona Raras son las veces en las que se consigue una victoria holgada cuando se necesita. Las malas rachas siempre se cortan con un análisis que se resume pronto: se han conseguido tres puntos. Y es que ese es el análisis que tiene que hacer el Sevilla ahora mismo. Necesitaba ganar y se ganó. Lopetegui se jugaba su puesto y ha conseguido ganar tiempo para, sobre todo, ir sumando efectivos a la causa. Hoy le tocó a Carmona e Isco, los mejores. El técnico vasco demostró oficio y valentía con una alineación sorprendente en la que había dos canteranos como Carmona y Kike Salas. Lo normal en un encuentro así era tirar de veteranía, pero Julen es el que mejor conoce los momentos de forma de los futbolistas y los puso a jugar en el día de hoy. Le salió cara la jugada. El hoy lateral derecho terminaría con una asistencia y dos tantos. El primer gol llegaría antes del primer minuto de juego, obra de Lamela tras una rápida y vertical jugada hispalense que el argentino acertó a definir con calidad. No existe mejor medicina para un partido en el que te lo juegas todo. Pese al gol tempranero, el Sevilla iba a denotar los problemas que tiene, que son sobre todo de confianza. En defensa sufrió mucho con simples acometidas catalanas a base de centros e incluso pudo encontrarse con el empate.
Pero hoy no era ese día en el que la suerte iba a mirarle de lado. Carmona aprovechó un rechace del meta españolista para hacer el segundo tanto y llevar la calma al marcador. Aquí vinieron los mejores minutos del Sevilla, mucho más calmado, con la comodidad del marcador, se puso a jugar y lo hizo más vertical de lo que acostumbra. Buena circulación de balón protagonizadas por Óliver e Isco, que empieza a brillar sobremanera. El tercer tanto llegaría fruto de la presión del resultado para los locales. Cabrera falló en un despeje en el que se confía y Carmona, que olió sangre, robó un balón idóneo para hacer su doblete. Todo parecía destinado a ser un partido cómodo, un golpe en la mesa tajante del Sevilla. Pero los males no desaparecen de la noche a la mañana, sobre todo, los que tienen que ver con el arbitraje. Penaltito por manos de Acuña que Joselu acierta. Un gol que siempre sienta mal y más a un equipo como el Sevilla que necesita vivir en la tranquilidad para crecer. El Espanyol se metía en el partido, pero el descanso no iba a darle ese ímpetu esperado en la segunda parte y el equipo de Lopetegui lo aprovechó para intentar asentarse con balón. Justo cuando parecía conseguirlo, llegaría el segundo gol españolista con un rechace de Bono que pudo hacer más y que Braithwaithe no fallaría. A partir de aquí, murió el buen Sevilla que se estaba viendo. Los de Diego Martínez llegaban una y otra vez y Lopetegui se vio obligado a cambiar de sistema y jugadores. Funcionó. Por primera vez desde hace varios encuentros la dirección de campo del vasco fue más que correcta. El Espanyol dejó de ser tan impetuoso y el Sevilla se hizo con el control de balón. Para desgracia sevillista, todo lo iba a complicar Lamela. El argentino vio la segunda amarilla y dejaba a su equipo con uno menos a falta de diez minutos para el final. Aunque, mejor dicho, ojalá hubiesen sido solo diez. Los blanquirrojos sufrieron la inferioridad más de veinte minutos por el alargue que decidió ampliar el colegiado. Incluso unos minutos estuvo con nueve por un mareo que sufrió Fernando por el desgaste. Lo intentó el Espanyol, sufrió el Sevilla, pero lo supo hacer y salió vivo. Ahora toca ver si esta victoria sirve para algo. Lo primero para lo que debe servir es para ganar en confianza, quitarse la presión de la derrota y empezar a funcionar como equipo. El martes tiene Champions y vencer en Copenaghe sería una buena prueba de que el equipo sigue vivo. Que sea un punto de inflexión o no depende ahora de los jugadores y del propio Lopetegui, que ha ganado oxígeno. Sobrevivir para resurgir. Twitter: DAVID RUIZ @David_ruizm Fotos: Sevilla FC
