LO MEJOR DE 2011: EL EJÉRCITO DEL LEVANTE. Por Juan Ignacio Martínez.
Tras la toma de Osgiliath, Sauron disponía su ejército a través de los campos del Pelennor con el objetivo de asaltar el último bastión libre de los hombres: Minas Tirith. El ataque se esperaba no sin temor en La Ciudadela, pero El señor oscuro aguardaba una sorpresa por mar, donde una flota de corsarios atacaría sin aviso. No quedaba otra opción que confiar en aquellos que se creía olvidados, que tenían una cuenta pendiente con el Rey. El Levante volvió a primera, pero sobrevivir en sus campos de batalla significaba una utopía según los hombres y armas disponibles. No había más recurso que llamar a aquellos en los que ya nadie confiaba, que ya habían dado sus mejores años pero aún tenían reservada una última contienda cuando el ocaso parecía llamar a sus puertas.
Era una apuesta arriesgada, pero al Levante le ha salido viento a favor. El 2011 será siempre para el aficionado granota un rincón de su historia al que acudir en tiempos difíciles, pues en él recordarán que fueron por momentos más grandes que los dos gigantes del campeonato, que miraron hacia arriba y no había nadie más. Tras una segunda vuelta para enmarcar en la temporada anterior con Luis García en el banquillo parecía difícil superar lo conseguido, pero con Juan Ignacio Martínezse sortearon todas las expectativas hasta alcanzar el liderato y mantenerse en zona de Liga de Campeones.
Con un equipo formado por parches, defenestrados, rechazados y veteranos que ya nadie quería se armó un equipo con mayúsculas donde el bloque era el protagonista. Ballesteros, Nano, Munúa, Javi Venta, Juanfran, Del Horno, Rubén Suárez o Juanlu renacieron de sus cenizas cuando parecía que la primera división les sería esquiva. La salvación se consiguió no sin esfuerzo pero con soltura, y a pocas jornadas del final se veía más cercana la zona europea que la del descenso. Sólo eso era ya todo un logro para un club que parecía señalado para el descenso. Finalmente terminó decimocuarto con 45 puntos tras dejarse llevar en la recta final, pero a falta de seis jornadas acumulaba ya 42 puntos y ocho partidos seguidos sin perder.
El triunfo del Levante es el triunfo de la humildad y el trabajo bien hecho, capitaneado por un presidente,Francisco Javier Catalán, cuya máxima es algo tan sencillo y a la vez tan difícil de hallar en nuestro fútbol: el sentido común. Tras superar con éxito la temida Ley Concursal, en el Ciutat de València no se gasta más de lo que se ingresa, hecho por sí solo digno de estudio. Unido al éxito deportivo con el acierto en los fichajes y en la elección de entrenadores, el resultado es la gran revelación del fútbol español.
En verano se fueron Luis García y Caicedo, paladines en el banquillo y en el césped. Para sustituirles llegaron JIM, técnico del Cartagena que a punto estuvo de subir a primera con un libreto más ofensivo que el de su predecesor, y futbolistas como Farinós, Koné, Barkero y Aranda, que encajan a la perfección con el perfil de aquellos que sorprendieron la campaña anterior y que han resultado de nuevo un acierto. El Levante es cuarto con 29 puntos tras 16 jornadas disputadas. Hasta que no certifique la salvación será el objetivo prioritario, a partir de ahí queda declarada la licencia para seguir soñando.
Liderados por el eterno Ballesteros, al ejército levantinista le quedan aún unas cuantas batallas por ganar, pero que nadie tenga la menor duda de que han saldado su cuenta.
