El Sevilla FC pone punto y final a una temporada para olvidar con otra derrota. Año de récords negativos y de una afición cansada de pedir cambios que, presumiblemente, tardarán en llegar. El verano será un reset en manos de los responsables de perpetrar esta temporada de suspenso. La preocupación es máxima. Otro año más de jugar con fuego puede certificar su sentencia.
SEVILLA FC: Nyland, Juanlu, Badé (Gudelj, minuto 78), Sergio Ramos, Kike Salas (Marcao, minuto 46), Pedrosa, Soumaré, Agoumé (Manu Bueno, minuto 78), Ocampos, Lukebakio (Mariano, minuto 78) y En-Nesyri (Véliz, minuto 89)
FC BARCELONA: Ter Stegen, Koundé, Cubarsí, Iñigo Martínez, Cancelo (Fort, minuto 83), Christensen (Romeu, minuto 46), Fermín (Vitor Roque, minuto 75), Gündogan, Pedri, Lamine Yamal (Joao Félix, minuto 61) y Lewandowski (F. Torres, minuto 61).
GOLES: 0-1, minuto 14: Lewandowski. 1-1, minuto 31: En-Nesyri. 1-2, minuto 59: Fermín.
Árbitro: Iglesias Villanueva, gallego. Amarillas para Cancelo, Kike Salas y Lucas Ocampos.
Incidencias: Estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 30.000 espectadores
El Number 1 del partido: En Nesyri
El Sevilla FC deja atrás su peor temporada desde que descendió a Segunda División a principios de siglo. Un año desolador que, además, lastrará su futuro cercano. El partido ante el FC Barcelona fue secundario, en juego estaba el honor de una afición que no aguanta ni un segundo más a la directiva que será la responsable del rumbo de este equipo. O mucho cambias las cosas o el barco se hundirá
Porque estos cuatro últimos partidos le han sobrado al equipo sevillista. Entrenador y plantilla desistieron conscientes de que no hay nadie a los mandos y que el proyecto debe hacerse de cero con otros protagonistas. Tan solo algunos jugadores compitieron, jugadores que se marcharán, como En Nesyri o Sergio Ramos, el resto, la nada. Un Sevilla que sufrirá una revolución y se llenará de jugadores de mucho menor valor.
Las gradas pretendían ser parte de la protesta del sevillismo pero lo cierto es que no fue del todo secundada. El Pizjuán no presentaba el vacío que se pedía desde el grupo Biris, por lo que tampoco parece que haya unión entre la afición por poner su grano de arena en la marcha de los actuales dirigentes. Si el presente del Sevilla ha sigo fatídico, su futuro pinta realmente negro, sin nadie a los mandos que decida dar un paso al lado.
El Barcelona se llevó un encuentro que, dentro de lo que poco o nada que había en juego, tuvo sus momentos. Mucho ida y vuelta, ocasiones y, a cuentagotas, buenas acciones sevillistas. Pero todo fue efímero, pues la mente estaba ya en otro sitio. En Nesyri anotó su último gol con la camiseta sevillista y se marchó con lágrimas y reconocimiento. El marroquí pasará a la historia sevillista.
Como historia será una temporada de fausto recuerdo. Una temporada que debe ser la del reinicio, la de volver a los orígenes. Si el club sigue en su huida hacia delante su destino será la Segunda División. Es hora de rodearse de profesionales, de tener claro los objetivos y de forjar una identidad que case con la afición. Si hay que bajar a los infiernos, que sea manteniendo la bandera, el escudo y su honor.
