Blog: «UN SEVILLISTA CUAQUIERA»

Escrito por Nacho Mateos. Creado en Los Blogs opinan

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UN SEVILLISTA CUALQUIERA. Por Ravesen.

LO SAGRADO NO SE TOCA.

Desde que, con motivo de la muerte de Antonio Puerta, béticos y sevillistas aparcaran sus diferencias tras esa trágica noticia, la verdad es que la relación entre ambas aficiones ha evolucionado para bastante bien, al menos para como a mí me gusta que sean las cosas. Evidentemente, han habido otros hechos que han ayudado a que tal cosa se produzca: el Betis ha estado en Segunda División, con lo que no ha habido enfrentamientos directos en los últimos dos años. La diferencia de nivel entre ambos clubes es demasiado grande como para que la rivalidad se siga fomentando. Y, sobre todo, en mi opinión, Lopera ya no tiene nada que ver con el equipo verdiblanco. Para mí, Lopera ha sido un auténtico cáncer para ese club, y le ha hecho un daño (tanto económico como institucional, que ha derivado en lo deportivo) que tardarán años en reparar.
La actitud del Sevilla, por su parte, también ha contribuido a este hecho. A pesar de la aplastante superioridad de la que hemos hecho gala en los últimos años, y salvando las excepciones que siempre se dan, desde nuestra parte no nos hemos cebado (como si hicieron ellos en las ocasiones en las que el caso se dio a la inversa). Quizás nos hemos limitado a ignorarlos, lo cual es a veces hasta peor, pero no se les ha humillado. Del Nido, por su parte, ha mantenido a rajatabla la regla de no hablar del eterno rival, lo cual, sin duda, ayuda. Y eso a pesar del ansia que tiene la prensa por crear absurdas polémicas.
Como resultado de todo esto, nos encontramos con que Sevilla y Betis están yendo de la mano en el asunto del reparto de los dineros de la televisión. A los dos les interesa, es evidente, no se puede explicar el asunto sólo por lo que he dicho anteriormente, pero qué duda cabe que unas relaciones cordiales contribuyen a esa colaboración. Y, sinceramente, a mí me satisface mucho este hecho.
En estas últimas semanas han habido voces que aseguran que, a pesar de que la afición sevillista se suele dividir en eternos debates sobre un sinfín de temas (entrenadores, sistemas de juego, fichajes, etc), hay una serie de asuntos considerados sagrados que, cuando se tocan, provocan que toda esa división desaparezca. En lo que al tema de la televisión se refiere, el sevillismo es una auténtica piña, vamos todos a una. Y la idea de que igual no es sólo es el sevillismo, sino toda la sevillanía en sí, nos puede dar una fuerza de cuya magnitud creo que no son conscientes en Madrid (y Barcelona).
Por cuestiones familiares, yo tengo mucha relación con gente de fuera de Sevilla, y la verdad es que es deprimente la imagen que tienen de nosotros. Aparte de considerarnos algo así como los bufones oficiales del reino, la inmensa mayoría de la gente se piensa que andamos todo el día a hostias entre sevillistas y béticos. Y cuando les digo que, aparte de que imbéciles hay en todas partes, nuestra rivalidad es ante todo a nivel de guasa y cachondeo, me miran así como de reojo, desconfiando, como si les estuviera tratando de engañar. Pero lo malo es que es justo la imagen que damos, o la que dejamos que den de nosotros. O la que algunos les interesa que se de, por la razón que sea. Fijaos si no la poca repercusión que ha tenido el hecho de que Sevilla y Betis vayan de la mano en este tema de las televisiones, cuando, teniendo en cuenta esa imagen que se supone que tienen de nosotros, a cualquiera les debería parecer hasta insólito. Pero no, de eso no se ha dicho apenas nada, esa unión parece que no interesa resaltarla, y mucho menos fomentarla.
Pero es que ya hubo indicios en el pasado más reciente. Los béticos fueron ovacionados en nuestra casa cuando se acercaron a rendir homenaje a Antonio Puerta. El presidente del club verdiblanco fue aplaudido cuando vino a la reunión que organizó José María del Nido en el Sánchez Pizjuán. El Betis es uno de los pocos clubes que dio la cara por nuestro presidente en la bochornosa asamblea de la LFP de la semana pasada. Y a pesar de los piques lógicos, naturales y tradicionales, la relación entre aficiones, ahora que el Betis ha vuelto a Primera y se encuentra encaramado en el co-liderato, es muchísimo más cordial de lo que se recuerda en una pila de años.
El caso es que esto debería de ser lo normal, al menos en mi opinión. Todos somos familia y amigos. Mi madre, uno de mis hermanos y algunos de mis mejores amigos son béticos. ¿Cómo voy a andar a la gresca con ellos por el fútbol? Bueno, pues fuera de Sevilla se piensan que es así. Pero es que no sólo es que seamos familia. Es que tenemos en común algo que es mucho más importante. Algo que lo supera todo y que todos consideramos sagrado. Todos somos sevillanos, tenemos en común nuestra ciudad: SEVILLA.
El día que seamos consciente de esto, la fuerza que podemos demostrar será, como decía antes, de una magnitud extraordinaria. Con esto de las televisiones, si superamos el concepto de clubes de fútbol para pasar al nivel de ciudad, esto puede dar un vuelco más tarde o más temprano. Y la cosa es que es así. Desde Madrid y Barcelona siempre nos han mirado por encima del hombro. Siempre nos han menospreciado, nos han minusvalorado. Y nosotros, los imbéciles de nosotros, nunca hemos sido capaces de defendernos en serio de eso. Nunca hemos sabido deshacernos de esa imagen tan ridícula que damos, y jamás hemos encontrado la forma de dejar de lado nuestras diferencias para hacer frente común.
Yo estoy convencido de que debemos mantener nuestra rivalidad con los béticos por varios motivos: por tradición, porque le da salsa a este deporte y porque es muy divertido, para qué lo vamos a negar. Pero si fuésemos capaces de una vez de unirnos para defender lo que todos consideramos sagrado, saldríamos muy pero que muy beneficiados.
Hoy el Sevilla juega contra Osasuna, club presidido por uno de los que tienen colocado el culo en la posición idónea para que los grandes hagan con él lo que les plazca. Vienen de  perder por 8-0 contra el Barça, y en vez de morirse de la vergüenza, apelan a la rabia para descargarse contra nosotros. Contra los que nos estamos llevando todos los palos del mundo en defensa de nuestro club y también del suyo. Cuando ganemos la guerra y ellos se beneficien de nuestro éxito, ¿se acordarán de lo que hemos hecho por su club? ¿Comprenderán alguna vez que somos nosotros los que estamos matándonos para conseguir que el Barça no les vuelva a hacer tal estropicio nunca más? ¿Son imbéciles o es que no se quieren enterar?
¿Y ahora somos nosotros los que tenemos que pagar los platos rotos, según ellos? ¿Somos el rival ideal para resarcirse, apelando a una absurda y ridícula rivalidad de la que sólo ellos se acuerdan? ¿Nosotros? ¿Los que estamos dando la cara por ellos a pesar de su traición del otro día?
El mundo se ha vuelto loco. Están pasando cosas incomprensibles. Pero si una de esas cosas incomprensibles es que Real Betis Balompié y Sevilla Fútbol Club se conviertan en la Ciudad de Sevilla en esta lucha, yo me sentiré de lo más orgulloso.
Que se vayan preparando, porque lo sagrado no se toca.