UN LÍDER ESPAÑOL EN TERRITORIO ALEMÁN. Por Rubén López.
Resulta irónico, cuando en el ámbito político España está tan pendiente de los dictados del estricto ejecutivo alemán, ver casos titulados como el que hoy trataré. Al leer la cabecera y aplicando la lógica de que aquí, salvo sorpresa, se suele hablar de fútbol, el 100% de vosotros caeríais en la cuenta de que el protagonista del artículo de hoy se llama Raúl González Blanco.
El partido de ayer entre Schalke 04 y Athletic fue una demostración de lo que todavía es Raúl: un jugador que juega cada partido asegurándose de que si el resultado al final no es favorable, por lo menos no existan motivos de reproche. Su garra es inimitable y con 35 años le hace seguir siendo un futbolista que marca diferencias, sin tener cualidades físicas de sus mejores años, pero conservando esa habilidad innata que le hace estar en el sitio adecuado en el momento justo, y una gran capacidad para pensar con rapidez qué lugar de la portería es la mejor opción para situar su disparo.
El Schalke necesitaba a un líder y en Raúl lo encontraron. Se fue de España vilipendiado incluso por los suyos y se reivindicó en su nueva casa, donde encontró su sitio después de unos últimos años para olvidar en Madrid. Es el jugador al que todos sus compañeros respetan y escuchan, y en el que Huub Stevens confía para arengar al equipo cuando las cosas marchan mal. Con el planteamiento conservador que suele utilizar el técnico hacen falta jugadores arriba que sepan aprovechar lo que llega, y tanto él como Huntelaar son perfectos para esa causa.
Estamos ante un jugador al que no se le puede reprochar nada en su carrera. Lograría resultados mejores o peores según la época, pero siempre puso todo de su parte. Existieron teorías conspiranoicas sobre su persona y le intentaron hacer parecer un mercenario que sólo buscaba el dinero, pero calló bocas cuando rechazó la opción de quedarse en Madrid tras la llegada de Mourinho cobrando tranquilamente por estar en un papel secundario y se marchó a Alemania para seguir jugando al fútbol y sentirse importante.
La corriente de opinión que pide oportunidad para el que fuera el 7 de España hace años vuelve con fuerza desde hace tiempo, y más ahora, cuando Torres está en su momento más bajo, Villa lleva meses lesionado y la temporada de Negredo ofrece más sombras que luces. Creo que se merece volver a jugar un campeonato con la roja, pero puede que la opción acertada sea, más que la Eurocopa, la cita de los Juegos Olímpicos este verano, en la que sería un lujo poder ver al jugador madrileño aportar la veteranía y el trabajo del futbolista curtido en mil batallas a los jóvenes que hace poco que empezaron en esto. Sería un broche de oro para la carrera internacional de uno de los mejores futbolistas de la historia de España.