Eurocopa 92: Dinamarca, de la playa a campeón de Europa

Escrito por José Miguel Muñoz. Creado en Más Fútbol, Nuestros números 1

Tagged: , , , , , , , , , , , , , , ,

Por: El Fútbol de Ayer @elfutboldeayer

Este es un caso único: como un conjunto gana un torneo después de no clasificarse para el mismo. Yugoslavia iba a disputar la Eurocopa de Suecia de 1992, pero la UEFA le expulsó a última hora por el conflicto bélico de los Balcanes y Dinamarca, segunda clasificada, ocuparía su lugar. A partir de ahí, todo transcurrió tan deprisa que no se asimilaron los sorprendentes acontecimientos hasta el final. Pero conviene contar todo desde el principio.

Todo comenzó a final de mayo. La temporada de clubes había finalizado y los internaciones daneses disfrutaban de sus vacaciones. Algunos de ellos estaban en la playa, como Brian Laudrup, John Faxe Jensen y Henrik Larsen. Pero una llamada interrumpió las vacaciones a todos. La Federación les instaba a acudir al día siguiente a su sede. Allí, se les comunicó que iban a disputar la Eurocopa en sustitución de Yugoslavia. Faltaban escasos quince días para el torneo. Moller-Nielsen, el seleccionador, les soltó que iban a la Eurocopa para ganarla.

La respuesta se manifestó a carcajada limpia. Moller-Nielsen confeccionó una lista de convocados exprés. Sin Michael Laudrup. El genial mediapunta había dejado la Selección por desavenencias con el seleccionador. Sin su jugador más brillante,Peter Schmeichel y Brian Laudrup, hermano de Michael, eran las únicas estrellas. Dinamarca contaba con un plantel digno, pero, ni mucho menos, para ganar la Eurocopa.

Alemania y Holanda eran favoritas. La mannschaft era la actual campeona del Mundo, mientras que la oranje había ganado la última Eurocopa. Además, ambas contaban con las mejores plantillas. Y, después, había un segundo grupo de candidatas: Francia, Suecia e Inglaterra. Hasta la CEI, el combinado soviético, tenía más opciones que Dinamarca. Esta partía de rebote y en la cola de las ocho selecciones participantes de 1992.

El torneó empezó y Dinamarca demostró en el debut que no iba de cenicienta. Empate a cero ante Inglaterra que casi se tornó en victoria. El poste se la negó a Jensen. Después, en la segunda jornada, derrota ante la anfitriona. Suecia venció 1-0 con gol de Brolin y Dinamarca quedaba última con un punto, a merced de lo que hiciera ante Francia. Solo valía ganar para seguir con vida; a les bleus, por contra, les valía con el empate. Con Cantona y Papin en la delantera, los galos infundían respesto. Pero, a partir del duelo ante Francia, apareció la dinamita roja.

Dinamarca quebró la superioridad francesa con un encomiable espíritu de equipo. El inicio fue un aviso: Larsen hizo el 1-0 en el minuto 8 y, después, Torben Frank perdonó el segundo. Papin empató en el minuto 60 y Dinamarca no se vino abajo. Siguió atacando y Elstrup, en el minuto 78, marcó el gol de la victoria. 2-1 y a semifinales. Ahora llegaría lo más difícil y sorprendente. En semifinales ante Van Basten, Gullit, Rijkaard, Bergkamp, Koeman, Roy… Tanta estrella, lejos de amilanar, motivó aún más al conjunto escandinavo.

De hecho, Dinamarca fue mejor que Holanda durante los noventa minutos. Pasada la media hora, ganaba 2-1 gracias a un doblete de Larsen. Pero Rikjaard, en el minuto 86, forzó la prórroga. Ese gol in extremis insufló confianza a Holanda, al tiempo que Dinamarca estaba fundida físicamente. En el tiempo extra, el gol holandés se mascaba, Dinamarca estaba contra las cuerdas y veía inevitable su final. Pero Schmeichel lo paró todo y, en los penaltis, dio el pase a la final al detener a Van Basten el lanzamiento decisivo.

Tres nombres propios ante Holanda. Schmeichel, salvador en la prórroga y en los penaltis; Jensen, por sus dos goles; y Brian Laudrup, por su recital de como aguantar el balón. Y, por último, la final ante Alemania. En las horas previas, el hotel de concentración de Dinamarca parecía el de un grupo de turistas. Se veía a los jugadores tomando cervezas, jugando al ping-pong, a las cartas.

Sin tensión. Así afrontaron el torneo. Incluso la final. Relajados. Y, en este ambiente, jugaron el partido de sus vidas. No les asustó la potentísima alineación de Alemania: Illgner; Reuter, Köhler, Buchwald, Helmer, Ziege; Effenberg, Sammer, Hässler; Riedle, Klinsmann. Por su parte, Moller-Nielen presentó este once que forma parte de la historia: Schmeichel; Olsen, Nielsen, Piechnik, Sivebaek; Vilfort, Jensen, Larsen, Christoffe; Brian Laudrup y Polvsen.

El partido empezó con Alemania volcada y Schmeichel parándolo todo. La clave fue el gol de Jensen en el minuto 18 y las paradas del portero danés antes del 1-0. Un gol alemán hubiera podido cambiarlo todo, pero Dinamarca dio primero y creció con el paso de los minutos, mientras que a Alemania le entró la ansiedad. Vilfort en el minuto 78 sentenció. 2-0. Dinamarca campeona. Los internaciones daneses, solo cuando volvieron a Dinamarca y lo celebraron con su país, fueron conscientes de lo que habían logrado. No era un sueño. Era real.

De la playa a campeones de Europa y sin clasificarse. Dinamarca en 1992.

Por: El Fútbol de Ayer @elfutboldeayer

FOTO: UEFA