Se llamaba Manolo Preciado, y a pesar de que la vida le castigó duro, siempre se mostró como un hombre capaz de superar el excesivo castigo que le puso la vida. Murió como vivió, con humildad. Hoy, NUMBER 1 SPORT quiere recordar uno de esos hombres que te enseñan, uno de esos entrenadores diferentes, una de esas personas que marcaba con esa sincera sonrisa socarrona.
Se fue un 6 de junio de 2012 a los 54 años de edad, y lo hizo con sencillez, en silencio, con la misma humildad y fortaleza de la que siempre hizo gala a lo largo de esa vida que tan cruelmente le castigó con el paso de los años. Revés tras revés, de los que no se olvida, de los que te marcan de por vida… Primero con la muerte de su esposa, Puri, que en 2002 fallecía a causa de un cáncer de piel.
Pero sin saberlo, aún le restaban golpes más duros aún. Tres años más tarde, en 2004 era su hijo menor el que perdía, con apenas 15 años, la vida en un accidente de tráfico mientras que un año después, en 2005 su padre fallecía al ser atropellado. Herida mortal tras herida mortal que pese a la crueldad y dureza de las mismas, no hicieron más que fortalecerle como persona.
Preciado se ganaba la admiración de todos al señalar tras estos duros palos que le dio la vida en estos términos: «La vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y pegarme un tiro, o bien mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción». Y eso es lo que hizo hasta su pronto adiós, con entereza, con ese carácter jovial y entrañable que tan especial le hizo para los que tuvimos la fortuna de conocerle personalmente.
Se fue, curiosamente, el día antes de ser presentado como nuevo entrenador del Villarreal, con el que el equipo castellonense confiaba retornar a la máxima categoría de nuestro fútbol. En su curriculum, su nombre quedará ligado de por vida al Sporting de Gijón con el que ascendió a Primera división en su primera temporada, manteniendo posteriormente a los asturianos en la élite.
Junto al Sporting de Gijón, disfrutaron de su bella filosofía del fútbol, la Gimnástica Torrelavega, el Racing de Santander, al que subió desde el filial, y Real Murcia entre otros, mientras que como futbolista jugó en el citado Racing de Santander, Linares, Real Mallorca, Alavés, Ourense y Gimnástica Torrelavega.
Un ataque al corazón, ese corazón que dio a todos con su humilde presencia, le arrebató de nuestro lado, quitándole al mundo del fútbol una de esas personas que hacen más grande a este deporte, y uno de esos personajes que marcan un antes y un después.
Twitter: JOSÉ MIGUEL MUÑOZ @tara11iker
Fotos: El Comercio/Marca
