Claroscuros Sevillistas

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CLAROSCUROS SEVILLISTAS. Por Fermín Hevia.

No creo que haya algún sevillista que no se acostase ayer con un tremendo sabor agridulce en su boca. El Sevilla de ayer fue una montaña rusa, con cumbres de buen fútbol y simas de «caraja», que provocan esa sensación bastante asimilada por el Sevillismo, de que nos ahogamos cuando estamos en la orilla.

No es fácil la labor de Marcelino. Para nada. Posiblemente sea el técnico que tenga más trabajo por delante en el Sevilla Fútbol Club en la última década. La transición a la que se ve abocada el equipo está siendo, y además tiene que serlo, tremendamente brusca. Y realmente, a pesar de lo que ocurrió ayer ante el Racing, no está siendo para nada mala. Los resultados del equipo, salvo por la tarascada a la espinilla que supuso la eliminación de la Europa League, son buenos, los puntos están en el casillero de forma incontestable y después podremos entrar en el debate de cuántos de esos puntos son gracias a Javi Varas, pero son 17 puntos en 9 jornadas disputadas, sólo 4 menos que el Fútbol Club Barcelona en los mismos partidos. Además, los rivales que a priori se antojaban como pujantes para luchar la Liga de verdad (no la corrupta de los 20 equipos), están sensiblemente peor que nosotros y el Levante debería acabar cayendo por su propio peso, o al menos, eso sería lo normal.

Sin embargo se sigue teniendo esa sensación de apocamiento, de falta de capacidad de resolución y de falta de compromiso, la misma que era acuciante el año pasado, especialmente cuando al equipo al que se enfrenta el Sevilla es uno de esos a los que hay que ganar casi con la gorra.

No. Ese es el error. Esa es la estulticia constante de este equipo. Ésto es lo que se lleva viendo desde que Jiménez se fue del banquillo; sí, han leído bien, no he escrito Juande Ramos, he escrito Jiménez, Manolo Jiménez. Con el de El Arahal se podrá discutir lo que sea, que si era timorato, que si echaba el equipo atrás, que si fallaba en partidos clave, pero en ningún momento se tenía la sensación de que había prepotencia en el campo, ni falta de compromiso. Y es cierto que se ve al equipo mucho más metido que antaño, pero no es menos cierto que en determinados momentos se pierde la implicación, la contundencia, la capacidad de sacrificio y, por encima de todo, la concentración en las líneas. Este mal, se hace especialmente evidente cuando el Sevilla se pone con el marcador por delante. Es la sensación constante de «ya hemos metido el gol y ésto está ganado». Es bajar dos marchas, dejar respirar al equipo contrario, darle vida.

Un equipo por trabajar como es el Sevilla Fútbol Club, lleno de jóvenes que no son nada en el fútbol, que viven de los réditos de las superestrellas que han pasado en los años recientes por el coliseo de Nervión pero que ya no están, no puede permitirse el lujo, ni faltar al respeto al rival y la afición, de pensar que, por marcar un gol, tiene el trabajo hecho. Porque lo más grande que había ayer en el Ramón Sánchez Pizjuán no era el equipo que vestía de blanco, sino el Escudo y la Afición. Porque si este Sevilla no lucha, es tan vulgar como el Racing o el Sporting.

Podemos entrar en matices, muy importantes por cierto, de una plantilla mal cerrada, de la planificación a medio gas, de quién hace realmente las alineaciones o del empeño supino del míster de jugar con un 4-4-2 (un inciso aquí: los dos goles del Racing se marcan cuando el Sevilla pasa de jugar con un 4-3-3 a un 4-4-2; para mirarlo con detenimiento). Pero ésto es lo que hay, al menos hasta Diciembre, y son estos mimbres los que tienen que hacer la cesta que lleve al equipo a clasificarse para Europa y son los que tienen que labrarse un nombre, como lo hicieron en su día Daniel Alves, Luis Fabiano, Kanoute, Adriano, Maresca, etc…

Es un momento de transición, para cuestionarse paradigmas, para que el entrenador demuestre que lo es, y no un alineador como lo fueron sus antecesores. Aunque no nos ofusquemos: 17 puntos de 27, a 4 del líder provisional y en puestos europeos desde que comenzó la Liga. Ojalá todos los cambios fuesen así.

Por cierto ¿qué han hecho con Jesús Navas? Devuélvannoslo ya.

Fermín Hevia. @Ninjalepero en Twitter.