Emite luz propia cuando arremeten contra él, de memoria selectiva y aspirante a lo mismo que su camarada de juventud.
Podría calentar el pan si se le pusiera una parrilla justo en la cabeza; en el momento en que hablan de él o contra él directamente demuestra las virtudes de su adrenalina, así como de su manifiesta incapacidad para transmitir una idea cualquiera, por muy simple que fuera. Todo un superviviente nato en los Consejos de Administración, habiendo estado nada menos que en el de Lopera y Oliver, y aún se defiende. Comprador él de acciones a peñas con escasos recursos, no tiene otra mejor que querer relevancia a base de aumentar su participación social a precio del 92 por acción, así como de la asistencia a programas televisivos a los que, nunca mejor dicho, le quedan dos telediarios. Nada menos que ser presidente quiere, con el aplauso por Asamblea del que vende entraditas con el pseudónimo de un refresco, o una señora al lado de sabrá ella dónde es, porque si es su esposa no es la misma que apareció al salir de un hotel de Salamanca. Al domingo siguiente todo gol sur le gritaba que su novia era profesional… ¿Y su camarada? ¡Ay, su camarada!, querido antes, reprochado ahora por su soberbia, además de un pasado poco democrático lleno de cadenas en Madrid, rompiendo puertas de cristales de partidos de izquierda en su juventud. ¿De verdad que quieres ser presidente? Lo que seguro que sabe, porque abogado es y de los penalistas, es que su amigo el chorizo pamplonica se fue a Panamá sólo con billete de ida, que un tal Lopera ya ni se acuerda d él, y que tiene buena pinta de llevarse una tras otra, además de la acción de responsabilidad por una gestión de noventa millones de problemas. Gracioso él, que dice haber salvado al Betis con su Consejo poniéndolo en concurso cuando el mismo grupo de inútiles causaron la ruina que ahora arrastramos. Twitter: @betis_com_es
Si te aplauden el refresquito y la Chanel, léete la fábula de Tomás de Iriarte: “si el sabio no aprueba, ¡malo! si el necio aplaude, ¡peor!”
