El Sevilla FC sacó un buen resultado de otro partido bastante gris. Los de Lopetegui solo convencieron en los últimos 20 minutos, donde se soltaron fruto de la necesidad del marcador. Ni la Europa League es capaz de cambiar los aires de un equipo que parece totalmente caído.
CLUJ: Arlauskis; Manea, Paulo Vinicius, Burca, Camora; Deac, Bordeianu, Djokovic, Paun (Hoban, m. 74); Traoré y Omrani (Golofca, m. 85). SEVILLA FC: Vaclik; Jesús Navas (En-Nesyri, m. 72), Koundé, Diego Carlos, Escudero; Fernando, Gudelj, Jordán; Suso (Franco Vázquez, m. 91), Ocampos (Rony Lopes, m. 78); y De Jong. GOLES: 1-0, m. 59: Deac, de penalti. 1-1, m. 82: En-Nesyri. ÁRBITRO: Deniz Aytekin (Alemania). Mostró tarjeta amarilla a Fernando y a Reguilón (en el banquillo). INCIDENCIAS: Estadio Dr. Constantin Radulescu de Cluj-Napoca. NUMBER 1 DEL SEVILLA: En-Nesyri El Sevilla es un equipo negativamente reconocible y eso, en un club con altas ambiciones, siempre acaba pasando factura. Lopetegui empieza a dar señales de pérdida de papeles, de escasas ideas y soluciones y, lo que es peor, los propios jugadores evidencian que no hay confianza en sus propuestas de juego. Hoy el equipo hispalense sacó un buen resultado, pero los problemas son profundos. Principalmente porque cada semana se ve al mismo Sevilla: plano, dependiente en exceso de individualidades para generar en ataque y muy frágil en defensa. Precisamente lo que le había permitido auparse hacia los puestos altos, la solidez defensiva, ha desaparecido en el último mes. Y eso desemboca en un equipo sin alma que deambula sin fe en su plan, solo mejora cuando juega a la desesperada. Porque en eso se puede resumir el pobre partido nervionense. Solo jugó cuando se soltó. La primera mitad se desarrollo bajo un guion claro de dos equipos que querían que pasaran pocas cosas. Jordán, Fernando y Gudelj ocupaban el centro del campo de un Sevilla muy defensivo, pero no por ello más sólido. Se vio un equipo más compacto que jornadas atrás, pero muy romo.
Y en encuentros como éste ante un Cluj que no intimidó ni lo más mínimo, al Sevilla se le debe pedir mucho más. Apenas hubo ocasiones en la primera mitad, todo eran chispazos de Suso y poco más. Parecía que una vez medido el rival, en la segunda Lopetegui iba a detectar que se podía hacer daño dando un paso hacia adelante, pero no. Más bien al contrario, y los errores florecieron. Errores como el de Koundé, que levantaba la mano ante un centro lateral de forma absurda provocando un penalti evidente que no fallarían los locales. El gol llegaba en minutos donde el Sevilla estaba ido, muerto, pidiendo oxígeno en cada jugada. Pero para suerte sevillista, los locales no iban a hacer sangre, iban a preferir dar un paso atrás y ahí iba a resucitar el equipo blanco. Una resurrección que llegaría tardía, pues Lopetegui no movió nada de forma arriesgada hasta los últimos 20 minutos, donde introdujo a un móvil En-Nesyri y a un participativo aunque algo precipitado Rony Lopes. El Sevilla se hizo entonces con el balón y consiguió el empate. Nació de un mal disparo del portugués que caería en las botas de De Jong, quien cedía generosamente el tanto al marroquí para empujarla. La sensación que transmitió entonces el Sevilla fue de dejar de estar encorsetado. Los jugadores decidieron hacer lo que pedía el partido más que lo que pedía Lopetegui y se dio un paso más. No llegó el segundo tanto por falta de tiempo, pero los hispalenses lo merecieron, especialmente a través de centros por la derecha de Koundé, que acabó jugando de lateral. Marcar fuera siempre es positivo y más ante un rival como el Cluj que no parece entrañar demasiado peligro visto lo visto. El principal problema es y seguirá siendo el propio Sevilla. Un análisis en profundidad urge en el seno del club. Es necesario un cónclave donde se produzcan cambios y soluciones porque el equipo recuerda al de Machín. Y ya sabemos todos como acabó aquella aventura… Twitter: DAVID RUIZ @DavidRM19 Fotos: SEVILLA FC
