CUANDO LO GRATIS SALE CARO. Por Antonio Galiano.
Si se confirma la tragedia, creo que sería la primera vez que en lugar de sentir orgullo al ver a un español en el podio de unos Juegos Olímpicos se podría sentir vergüenza. Hace unos días, el Comité Olímpico Español (COE) hizo publicos los diseños de los uniformes y el chándal que lucirán los deportistas españoles en los Juegos de Londres este verano. Los uniformes no es que sean bonitos, aunque pueden pasar desapercibidos -mucho menos el femenino-, pero es que el chándal parece de cachondeo.
La firma encargada de diseñar la dichosa prenda ha sido la rusa Bosco Sport, algo que desde el COE intentan justificar alegando que la empresa de ropa deportiva lo ha hecho “gratuitamente y con garantía de calidad”. Y menos mal, porque si cobra, sería hasta denunciable. El chándal -que recordemos vestirán deportistas de la talla de Rafa Nadal o Pau Gasol– es feo y cutre sin más si se obvia la parte del pecho, pero si se mira ésta, la cosa roza lo dramático.
Debajo de la cara de los representantes españoles en el mayor acontecimiento deportivo del mundo aparecerá una especie de tribal oriental -o yo que sé de donde- digno del tatuaje más hortera o de una pegatina de un coche tuneado. Un adorno amarillo incomprensible en una indumentaria formal que nada tiene que ver con la cultura española y que ya está siendo motivo de burla justificada en Twitter y Facebook -termómetros sociales infalibles donde los haya-. El chiste más ilustrativo, un fotomontaje en el que se coloca el chándal al power ranger rojo y el uniforme femenino al amarillo.
Lo peor es que si no se critica el motivo del pecho, el resto de la prenda -incluido el bolso- no es nada que no se pueda encontrar buscando en una tienda de barrio o en un chino. Incluso apostaría que hallaríamos productos de mayor calidad. Digamos, intentando no ofender a nadie, que el diseño parece haberse hecho con otro tipo de medalla de oro como referente. Un desastre.
La polémica ha llegado incluso al Congreso de los Diputados de la mano de UPyD, que ha pedido al Ejecutivo que explique por qué se encargó a una firma extranjera el diseño si la Asociación Española de Moda había propuesto organizar un concurso para diseñarlo. Poco le podrá decir el Ejecutivo de Rajoy, ya que la decisión fue tomada por el anterior Gobierno, que ya encomendó a la china Li-Ning la ropa de Pekín 2008. Teniendo en cuenta ésto, el ridículo español contrastará con la firma de los diseños de equipos como el estadounidense, que lucirá prendas de Ralph Lauren; el italiano, que vestirá Armani y Prada; o de Reino Unido, con diseños de Stella McCartney. Incluso ya se ha registrado una iniciativa on-line, en Actuable, para intentar cambiar la decisión del COE y dotar a la selección olímpica española de un “uniforme decente”.
Esta no es la primera polémica generada por una indumentaria deportiva ni mucho menos. La más reciente, el cambio de equipación del Sporting de Gijón, que presentó en primera instancia una equipación con la líneas rojas muy finas y que descartó finalmente ante la presión de la afición. También tuvo que renunciar a su iniciativa vanguardista el Athletic de Bilbao en su centenario con la camiseta ketchup -blanca con manchas rojas-, que llegó a estrenar en un amistoso para retirarla al mes de su presentación. Dos antecedentes de los que debería tomar nota a tiempo el COE para darse cuenta de que rectificar es de sabios y librar a los deportistas españoles de enfundarse esa indumentaria de dudoso gusto ante el mundo entero. Lo gratis puede salirle caro en términos de imagen. Yo no sé Nadal, pero yo me negaría a ponérmela.