NEGREDO ESTÁ GORDO. Por Fermín Hevia.
Si creen que éste va a ser un texto sobre corporaciones dermoestéticas y dietistas de medio pelo, dejen de leer. No pretendo hacer alusión, por el momento, al (tremendo) pandero que está echando delantero vallecano, pero me vale para opinar sobre lo que acontece en el Club a todos los niveles. Cuando estás gordo te cuesta moverte. Es un círculo vicioso, tienes tu barriguita construida a base de cruzcampo fresquita, exquisitas tapas, buen jamón, algún dulcecito y te dices a ti mismo ¿cómo me voy a poner a hacer ejercicio con el trabajito que me ha costado criarte?
El Sevilla Fútbol Club está gordo. En cierta forma, es comprensible: después de años de penurias, de pasar mucha hambre y de ver cómo otros con menos historia comían a dos carrillos, se encontró con cubierto, mantel y buffet libre en los mejores restaurantes. Comimos hasta reventar, henchidos por los éxitos, los títulos, el azúcar de los medios y los dirigentes de los clubes a los que nos enfrentábamos. Comíamos caviar, langostas y percebes, jamón de jabugo (que siempre será mejor que el extremeño, por mucho que les duela a los de Almendralejo) y Boffard de ese que también come el Rey. Vivíamos en una orgía futbolisticogastronómica (toma ya), y dejamos de hacer deporte y de movernos, y de pensar que los excesos no son buenos «Coño, que somos el mejor equipo del mundo». Pero esos que presumían de dieta espartana, de cuidar bien el físico, de que lo que nutre no es lo que se come, sino lo que se digiere, y que el resto son calorías sobrantes que van a las lorzas y al culo, que te hacen más lento, más insalubre y te ponen de peor humor, se olvidaron de qué iba el rollo. Empezaron a comprar recebo a precio de jabugo, el García Baquero entraba etiquetado de Flor de Esgueva y pagábamos las gambas del Bofrost a precio de langostino de Sanlúcar. Todo valía para seguir zampando.
Con esa capa de grasa no te puedes mover igual. Ahora se come en el MacDonalds de turno y se intenta hacer ver al aficionado que es un restaurante de lujo. Cuando se alzan voces críticas que opinan que la línea que se está siguiendo no es la correcta, se contraataca con total virulencia, enviando al vocero de turno o concediendo la entrevista en el medio oficial al ex-periodista neopaniaguado (hoy estoy para que me hagan miembro de la RAE), para que diga que «El Sevilla no está gordo, está fuertecito» y que todo es una conspiración judeomasónica para desestabilizar y malmeter.
Lo que se ve en el campo es fiel reflejo del estado en el que se encuentra la entidad. Los dirigentes del Sevilla Fútbol Club han vivido 5 años en la autocomplacencia más absoluta en todos los ámbitos. Deportivamente éramos los mejores, fichando éramos los mejores y nuestro marketing era el mejor. Todos estos tiempos verbales son del pretérito imperfecto del indicativo: éramos, éramos, era. Agarrados como garrapatas a sus obsoletas ideas, a conceptos que ya no funcionan, pretenden hacer resurgir algo que no tiene por qué hacerlo, y me explico: NINGÚN SEVILLISTA pretende hacer volver al Sevilla de los títulos. Ninguno critica que hayamos perdido la estela de los grandes de Europa, que ya no se ganen UEFAS y se jueguen finales. Lo que critica el Sevillismo, al menos esa parte del Sevillismo que respira como yo, es la falta absoluta de compromiso, de autocrítica, de espíritu de renovación y de arrestos que parece haberse instaurado en todos los estamentos del Club, desde la dirección hasta el último de los futbolistas. Criticamos las oportunidades perdidas, la mala gestión del patrimonio y, por encima de todo, la contradicción en el discurso de los dirigentes (ese Del Nido pasando del «Sevilla Ciudad de Champions» de la 2009/2010 al «esta ciudad no tiene potencial para la Champions») y la falta de reconducción de un proyecto que lleva tiempo haciendo aguas.
Como decía, esa indolencia, esa grasa acumulada, esa desidia, se refleja en el campo cada domingo. Los que estaban, que a su vez son los que deberían inculcar qué es el Sevilla Fútbol Club, qué representa y, sobre todo, CÓMO HAY QUE REPRESENTARLO, viven inundados por estos males, y no transmiten a los que llegan las penurias que tuvo que pasar este equipo y esta afición para conseguir lo que ha conseguido.
Necesitamos ponernos a dieta. Con sinceridad, hablando de verdad, todos los aficionados sevillistas estaremos alineados con el Club. No necesitamos vendedores de ilusiones, sino gestores sinceros y futbolistas entregados. Por cierto, controlen las ingestas de Negredo.
Twitter: @Ninjalepero