David Ruiz

Mirandés 3 – 1 Sevilla FC – Petardazo sin paliativos

Escrito por David Ruiz. Creado en Sevilla FC

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El Sevilla FC cayó apeado de Copa del Rey de forma estrepitosa y contundente. El Mirandés superó al conjunto sevillista de cabo a rabo, dándole una lección de fútbol y frenando cualquier opción de épica tras adelantarse por dos goles en la primera mitad. Lopetegui y varios jugadores quedan muy señalados.

MIRANDÉS: Limones; Alexander González, Odei, Sergio G., Franquesa; Á. Sánchez, Malsa, Álvaro Peña (Guridi, m. 64); Merquelánz, Matheus Aiás (Marcos André, m. 74) y Álvaro Rey (Kijera, m. 88).

SEVILLA FC: Vaclik; Jesús Navas, Diego Carlos, Koundé (Joan Jordán, m. 46), Escudero; Gudelj, Banega (Ocampos, m. 46), Óliver Torres, Munir (En Nesyri, m. 46), Nolito y De Jong.

GOLES: 1-0, m. 6: Matheus Aiás. 2-0, m. 30: Matheus Aiás. 3-0, m. 85: Álvaro Rey. 3-1, m. 90: Nolito.

ÁRBITRO: Santiago Jaime Latre (Comité Aragonés). Amonestó a Alexander González, Iraola (técnico del Mirandés), Munir, Lopetegui, Matheus, Diego Carlos, Escudero, Antonio Sánchez, Sergio G., Nolito.

INCIDENCIAS: Estadio Municipal de Anduva ante 5.000 espectadores

NUMBER 1 DEL SEVILLA: Vaclik

No existen muchos precedentes para calificar el ridículo histórico que ha sufrido el sevillismo en la noche de hoy. Y no ha sido el qué, sino el cómo. Se puede caer eliminado en Copa del Rey, y más en este nuevo formato que favorece la sorpresa, pero no como lo hizo el conjunto de Lopetegui en esta eliminatoria. Superado totalmente por un Mirandés que fue superior desde el minuto inicial.

Sin intensidad, sin ir de verdad a las segundas jugadas y cometiendo errores de equipo que no se toma en serio lo que se juega. Y, por supuesto, con uno serio y decidido como el Mirándés en frente. Un equipo que sí supo lo que se jugaba y que se encargó desde bien temprano de demostrarlo. Los de Iraola iban a pasar por encima al Sevilla en tan solo 30 minutos.

Tiempo más que suficiente para ver a un Koundé que sigue cometiendo errores imperdonables, un Escudero que ni está ni se le espera, un Banega que tuvo una de esas tardes desesperantes y un Lopetegui que jamás se enteró de la película. La presión alta, la intensidad en los balones divididos y el acierto en los metros finales mató al Sevilla en la primera mitad.

Un Sevilla que no tenía respuesta más allá de jugadas individuales. Lopetegui dio entrada a Gudelj y a Munir en la noche de hoy, pero pasaron desapercibidos. También Óliver Torres, muy errático, y Nolito, totalmente perdido. El Mirandés hacía lo que quería con un juguete blanquirrojo que estuvo muy lejos de parecerse al que está tercero en liga. Se mascaba la tragedia.

Lopetegui lo veía tan negro que realizó los tres cambios justo tras el descanso: Jordán, En-Nesyri y Ocampos al césped. Y habría hecho varios cambios más si le hubiesen dejado. Lo cierto es que el Sevilla salió mejor (peor era imposible) en la segunda mitad, pero fue un efecto efervescente. No era la noche. Parecía escrito. Y Diego Carlos, el más regular del equipo en la temporada, lo iba a evidenciar.

El brasileño iba a cometer un penalti muy inocente y claro. El colegiado no lo pitaba en primera instancia, pero sí el VAR. El Mirandés tenía la opción de finiquitar el asunto bien pronto, pero Vaclik iba a aparecer para atajar la pena máxima y seguir dando fe al conjunto hispalense. Pero era una esperanza perdida. Aquella jugada desentonó al equipo de Lopetegui, que no volvería a aparecer en el encuentro.

El Mirandés, lejos de arrugarse por el error del penalti, se agrandó. Desactivó los minutos iniciales intensos del Sevilla y comenzó a jugar y a proponer mucho más que su rival. Los de Lopetegui perseguían sombras, atacaban de forma previsible y con un plan muy alejado al que acostumbra. Era como si el equipo buscara la épica cual equipo pequeño. El ridículo ya era inevitable.

No solo los visitantes no iban a conseguir recortar distancias, pese a las intentonas de Nolito, Ocampos y En-Nesyri sin éxito, sino que el Mirandés iba a dar la puntilla a la contra. La jugada remarcó a una zaga hispalense que no estaba metida en el partido y que permitió un tanto fácilmente evitable. El tercero dolió como una fuerte estaca. La afición sevillista desplazada miraba atónita hacia la nada.

Nolito maquilló el resultado al filo del descuento, pero nada podía parar la fiesta de Anduva y el enojo del sevillismo. El Mirandés lo volvía a hacer. Volvía a erigirse como matagigantes y dejaba en la cuneta a un Sevilla herido. Muy herido para lo que resta de temporada. El petardazo sin paliativos tendrá consecuencias. Lopetegui y varios jugadores serán mirados con lupa. Toca levantarse o fracasar.

Twitter: DAVID RUIZ @DavidRM19

Foto: Sevilla FC